En una operación que combina pericia y humanidad, el Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil rescató anoche a una pareja de montañeros que se había desorientado en la exigente ruta de Siete Picos, en la Sierra de Guadarrama.
Perdidos entre el segundo y tercer pico, bajo un frío implacable, el hombre y la mujer fueron hallados por los especialistas tras un aviso desesperado, en un nuevo testimonio del compromiso de la Benemérita con quienes se enfrentan a los caprichos de la montaña.
El drama comenzó cuando, a las 20:10 horas, el Centro de Emergencias 112 de Madrid recibió una llamada de auxilio. La pareja, atrapada entre el segundo y tercer pico de Siete Picos —a unos 2.000 metros de altitud—, había perdido el sendero en una zona de rocas y pendientes traicioneras. Sin posibilidad de orientarse ni batería suficiente en sus móviles, su única esperanza era la rápida respuesta de los rescatistas.
El GREIM, con base en Navacerrada, se movilizó de inmediato. Los agentes, conocedores de la orografía de Guadarrama, sabían bien los riesgos de Siete Picos, una ruta de 15 kilómetros que seduce por sus vistas, pero castiga a quienes subestiman sus cambios bruscos de clima o su terreno escarpado. Equipados con material de montaña, linternas y cuerdas, los rescatistas rastrearon la zona hasta localizar a los montañeros, exhaustos. En un gesto de humanidad, los agentes compartieron sus propias prendas de abrigo —chaquetas y mantas térmicas— para estabilizarlos antes de iniciar el descenso.
Con paciencia, el GREIM guió a la pareja, paso a paso, hasta un punto seguro donde aguardaban sus vehículos, estacionados cerca del Puerto de Navacerrada. Aunque visiblemente afectados, los rescatados no requirieron traslado médico
El GREIM: Técnica, esperanza y corazón al servicio de la montaña
El Grupo de Rescate e Intervención en Montaña, fundado en 1967, es la punta de lanza de la Guardia Civil en entornos de alta montaña (guardiacivil.es, 26 de julio de 2019). Con 24 unidades repartidas por toda España, desde los Pirineos hasta los Picos de Europa, Sierra Nevada y los sistemas centrales, los GREIM están preparados para responder a emergencias las 24 horas, los 365 días del año. Sus componentes, formados en el Centro de Adiestramientos Específicos de Montaña (CAEM) en Candanchú, combinan una preparación técnica de élite —escalada, esquí, espeleología, primeros auxilios— con una empatía que marca la diferencia en momentos críticos.
En 2024, los GREIM realizaron más de 1.800 intervenciones en España, salvando a cientos de senderistas, escaladores y esquiadores atrapados por avalanchas, caídas o desorientaciones. En la Sierra de Guadarrama, operaciones como la de anoche son casi rutinarias, pero nunca triviales. Hace apenas cinco meses, dos jóvenes fueron rescatados en la misma ruta con síntomas de hipotermia, tras quedarse sin batería en sus móviles
Un servicio gratuito, un compromiso universal
En España, el rescate en montaña de la Guardia Civil es un servicio público, universal y gratuito, un orgullo que distingue al país frente a otros donde los operativos pueden costar miles de euros. Sin embargo, algunas comunidades autónomas, aplican tasas en casos de imprudencia manifiesta, como ignorar alertas meteorológicas o adentrarse sin equipo adecuado. Estas tasas, reguladas por normativas autonómicas, suelen ser simbólicas y no cubren el coste real de un rescate, que puede superar los 5.000 euros si incluye helicópteros o largas horas de búsqueda. Para la Guardia Civil sin embargo, la prioridad como siempre, es salvar vidas.
La operación en Siete Picos es un recordatorio de los riesgos de la montaña, incluso en rutas populares como esta, que atrae a miles de madrileños y turistas cada fin de semana. La Guardia Civil insiste en la prevención: llevar mapas físicos, ropa térmica, agua, comida y un móvil con batería externa, además de consultar el tiempo antes de salir. “La sierra no entiende de experiencia; un error pequeño puede ser fatal”, advirtió un agente del GREIM.
En la Sierra de Guadarrama, donde los picos desafían al cielo y el frío no da tregua, la Guardia Civil sigue siendo un faro para los perdidos. La operación de anoche no aparecerá en los titulares más allá de unas líneas, pero para esos dos montañeros, y para quienes los salvaron, será una historia que nunca olvidarán: la de un grupo que, con técnica y humanidad, hace de la montaña un lugar menos solitario.