El 2 de febrero de 1848, el fundador y primer Director General de la Guardia civil, Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II duque de Ahumada, dictó instrucciones encaminadas a asegurar la custodia de los presos y la seguridad de los propios guardias civiles durante este tipo de servicios debido a la sucesión de incidentes que ocurrían si los presos dormían en los cuarteles durante el traslado.
"Habiendo ocurrido algunos casos en que los presos […] han pernoctado en las casas cuarteles, contra lo prevenido en la Cartilla del Guardia Civil, y como de este proceder pueden resultar fatales consecuencias, encargo a V.S. haga entender a todos los individuos de ese Tercio que los presos que se conduzcan deben ser entregados a los Alcaldes de los pueblos donde pernocten y por ningún pretexto pernoctarán en las casas cuarteles".
Las misiones de traslado y custodia de presos han sido encomendadas a la Guardia Civil desde sus orígenes en 1844. Actualmente, la Ley Orgánica 2/1986 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, de 13 de marzo, encomienda a la Guardia Civil en su artículo 12 la competencia exclusiva de la conducción interurbana de presos y detenidos.