El 8 de mayo de 1915, el Cabo Comandante del Puesto de Vimianzo (Coruña), Jesús Sánchez Zapata, esclareció un homicidio relativo al supuesto accidente sufrido por el leñador y súbdito portugués, Manuel Francisco Cardes, el cual habría recibido un golpe en la cabeza, presuntamente provocado, por la caída de un pino que estaba cortando con la ayuda de su criado, un niño de 14 años.
El Cabo Sánchez Zapata, como parte de la investigación conocedora de las vicisitudes del accidente, y a pesar de que tanto las diligencias del Juzgado como del informe forense indicaban muerte casual, examinó con detalle el hacha encontrada en el lugar del óbito, hallando una huella de sangre sobre el mango; y procedió a cotejar dicho lofograma con la huella del joven criado que fue impresa al lado, sobre el objeto, para facilitar su comparación (utilizando un tampón de tinta para impregnar el dedo). Ante la evidencia, el autor confesó el crimen. Es, en el Cuerpo, el primer caso documentado sobre el esclarecimiento de un hecho utilizando la técnica lofoscópica.
La particularidad de esta actuación motivó que se difundiera como “caso especial de servicio” en el Semanario de la Guardia Civil núm 396, de 24 de junio de dicho año.
Es de reseñar que, en 1905, el Teniente del Cuerpo, Miguel Gistau Ferrando (1872-1920), había elaborado la denominada Cartilla Antropométrica. En los siguientes años, mediante conferencias y publicaciones (Revista Técnica y libros), se difundieron en el Cuerpo conocimientos de diversas disciplinas criminalísticas (identificación, dactiloscopia, fotografía, interpretación de indicios, etc). Se generó, así, una inquietud en esta ciencia entre diverso personal de la Guardia Civil.
En 1914, se implantó un sistema de identificación de detenidos en el Cuerpo, con aplicación de la técnica dactilar, adjudicando maletines de reseña a todos los Puestos, Líneas y Compañías, formando a instructores y personal experto para su manejo a todos los niveles, creando un Negociado de Dactiloscopia en la Dirección General de la Guardia Civil, e incorporándose estas materias a la enseñanza de los cursos de formación y ascenso. Fruto de esta actividad, se contó con guardias civiles con conocimientos lofoscópicos en todo el despliegue, algunos de ellos con especiales habilidades para su interpretación, como es el caso.
En la actualidad, el Departamento de Identificación del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil realiza las pericias relacionadas con la identificación de personas, empleando principalmente métodos lofoscópicos, antropológicos, radiológicos y odontológicos. Forma parte de este Departamento el Equipo de Identificación en Catástrofes (EIC), que dispone de expertos en identificación de personas y material técnico. El Departamento gestiona técnicamente bases de datos y comparte e intercambia registros con otros cuerpos policiales y organismos internacionales.
El Área de Identificación Lofoscópica lleva a cabo la confección de Informes periciales de identidades, terrorismo y otros delitos graves; la supervisión y validación de informes periciales de lofoscopia confeccionados por los Laboratorios de Criminalística de Comandancia; la formación y apoyo a los Laboratorios de Criminalística de Comandancia, así como la identificación de personas fallecidas o amnésicas.