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Al final se había decidido a ir, recibió la invitación con ilusión, durante dos años había permanecido recluido en el dolor y en la soledad de su hogar, el hogar que ambos compartieron, pero este año muchos compañeros, muchos amigos, hicieron lo posible para sacarlo de allí, no sabía como, pero al final se había decidido..

Le costó tomar la decisión, el lugar, el significado, el recuerdo de como años atrás, a ella le brillaban sus ojos de emoción, en muchas ocasiones había visto su fuerza de espíritu, su grandeza de corazón, su determinación para vencer los obstáculos, su falta de miedo ante los problemas y su decisión para afrontarlos, y aunque él siempre la había visto así en los momentos difíciles, también la había conocido, emocionada ante la imagen de nuestra Patrona, a la que abrazó como suya muchos años atrás, pero en aquella ocasión, en aquel lugar, la emoción que ella experimentó, la percibió él más clara, y ese brillo en aquel momento fue especial, como lo fue siempre esa fuerza con la que afrontaba la vida a pesar de sus dolores, allí demostró su determinación y eso hacía del lugar al que se dirigía aún más especial para él, de lo que sin duda es o debería ser para el resto de guardias civiles, por lo que representa para todos ellos.

Aquel viaje no era fácil para él, ninguno lo era desde que ella partió, especialmente aquellos que le llevaban a lugares donde habían compartido momentos y vivencias juntos.

Tan solo una hora de trayecto, pero no durmió pensando en el reencuentro con sus recuerdos en aquel lugar especial, salió temprano sabiendo que el viaje le sumiría en soledad y recuerdos, durante 39 años nunca había viajado sólo y ahora cada viaje era dolor por la ausencia, soledad por la falta de su compañía y recuerdos, sobre todo recuerdos y en cada viaje en cada recuerdo, una lágrima recorría tímida su rostro, que él ni siquiera trataba de secarse.

Aquel viaje le llevaba a visitar a su Patrona, una vez más, pero en esta ocasión al lugar donde nació la devoción de todos los guardias civiles hacia la Virgen del Pilar y los recuerdos le llevaron a aquel primer destino recién casados, ambos muy jóvenes, y como fue precisamente allí, en una tierra lejana, en aquellos años muy lejana, donde ella le dijo que había entendido lo que aquello que los padres de él y sus compañeros le decían, ya de novios, lo que era la familia de la Guardia Civil.

Entendió lo que suponía aquel concepto del que tanto hablaba él, y porque era tan importante para los guardias civiles, aquello del compañerismo, y que entre las mujeres y los hijos de los guardias se transformaba y se representaba como la familia de la Guardia Civil

Y tuvo que aprenderlo de la manera más difícil o quizás de la única en que estas cosas se aprenden o se descubren, ya que, en aquel primer destino para ella, aquellas mujeres que encontró al llegar al cuartel, acogieron a aquella niña asustada que llegaba por primera vez a un cuartel, como a una hija y como a una hija la trataron cuando enfermó y perdió al bebé que esperaban, lejos, muy lejos de su tierra y de los suyos, en ningún momento la dejaron sola.

Miró un momento por la ventanilla del coche, el paisaje pasaba deprisa, pero el tiempo parecía haberse detenido, no sabía porque le habían venido a la mente esos recuerdos, ni como había pasado de pensar en el lugar al que se dirigía, a rememorar aquel primer destino, aquel primer cuartel al que llegaron juntos, a recordar a aquellas mujeres pululando por su pabellón, preparando la comida, cuidando a su mujer, limpiando...

En la Virgen del Pilar, en su Patrona y en ella, en eso iba pensando, y recordó aquella ocasión en que ella mostró toda su determinación para llevar las andas de aquella imagen en procesión, a pesar de sus dolores, especialmente en la localidad de donde partió la devoción de la Virgen y desde donde se extendió por cada rincón de España y precisamente en aquel día en que se celebraban los 100 años del Patronazgo de su Patrona.

Los recuerdos le dolían cada día, pero este mes el dolor se acrecentaba con los recuerdos, una vez leyó que no importaba el sufrimiento que te has visto obligado a pasar, porque con el tiempo la memoria del corazón eliminará los recuerdos malos para magnificar los buenos, que los recuerdos que emanan del alma nunca se deben dejar en el olvido, porque lo peor no es el dolor que pueden producir, sino el hecho de revivirlos en soledad, pero que en realidad la única forma de sobrellevar el dolor por la pérdida del ser querido es precisamente no olvidarlo y, por eso él, no olvidándola, rememorando su vida junto a ella, tenía la convicción de tenerla siempre a su lado.

Volvió a recordarla en aquel primer destino, casi una niña y su primer Pilar, los preparativos, aquellas mujeres, las que cuidaron de ella en aquel lugar lejano como si fuera su hija, limpiando, colocando, preparando, la recordó a ella totalmente integrada en aquella familia, el cariño con el que colocaba y engalanaba la imagen del Pilar en aquel garaje oficial, con el suelo lleno de líneas de aparcamiento difuminadas por las manchas de aceite y como le dijo ella que había entendido lo que siempre le decía él sobre las celebraciones del Dia del Pilar, una fiesta del compañerismo, de la familia que forman los guardias civiles, y entendió, que quizás aquellos recuerdos difusos sí que tuviesen algo en común, la mirada de  devoción de ella, el cuidado con el que trataba aquella imagen, la determinación por ayudar a pesar de estar aún convaleciente, y el compañerismo, ese concepto que en esta ocasión, llevó a sus compañeros, sin apenas conocerle a paliar su dolor en estos días que se acercaban, con una simple invitación y pensó, que a veces el corazón tiene esos caprichos.

Y recordó las patronas pasadas en otros destinos, en otros cuarteles y volvió a ver ese brillo de emoción y devoción en los ojos de ella cuando estaba junto a su Patrona, a la que ella acogió también como suya y como suya, quiso trasmitir esa veneración a sus hijos y antes de partir a sus nietas, y recordó, cómo una vez retirado él, ella se convirtió en una madre para aquellas niñas que acompañaban a sus maridos hasta su pueblo, como ella ayudaba cada año a aquellas mujeres a preparar la fiesta del día del Pilar, y recordó como aquella alegría que sentía junto a la familia que la acogió a ella, que le enseñó a venerar a su Patrona, que le enseñó el verdadero significado de esta fiesta, se convirtió en  sufrimiento para ella cuando con la llegada de aquel sargento, la fiesta dejó de ser lo que debía ser, y recordó como aquel enfado, que le producía el sufrimiento de ella cuando aquella persona dejó de invitarles al Pilar, se transformó en indiferencia cuando ella partió y en cierta alegría cuando pensaba que estaría junto a Nuestra Madre velando, como hacía cuando se encontraba entre nosotros, por todos, sin distinción.

Y supo, que todos aquellos recuerdos, que dolían, se habían unido para viajar juntos, entremezclándose, desde su corazón hasta su mente, y entendió que seguramente era ella para decirle lo que ya sabía, lo que significaba esta fiesta, la fiesta de la familia para las mujeres y los hijos de los guardias civiles y del compañerismo para él y sus compañeros, algo que algunos jamás entenderán ni tendrán, vayan donde vayan.

El navegador le saca de sus reflexiones, “a dos kilómetros coja la salida Valdemoro Sur”, ya está cerca de su destino y piensa que quizás ella desde arriba, junto a la Virgen del Pilar, ha querido que recuerde y sepa que también hoy, especialmente hoy, le estará acompañando cuando visite a su Patrona en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro, como aquel día que la visitaron juntos.

Al terminar la Misa y el acto, cuando él volvía a su casa, la paz se acomodó en su corazón y sintió como ella viajaba a su lado y entendió, que aquella decisión que tanto le había costado tomar, la había tomado en realidad ella, para decirle que estaba a su lado y que debía disfrutar, como si ella estuviese aún aquí, como siempre habían disfrutado todas sus Patronas, sin que la decisión de otras personas, que no entendían el significado de esta celebración, alterasen el cariño, la veneración y la felicidad con que ellos celebraban su fiesta.

Esta historia de un viaje puede ser real o no, puede ser que creais conocer a los protagonistas, que creais reconocerlos, o que esta historia os suene a cuento, o todo lo contrario a lo anterior. Os dejo a vosotros que le pongáis nombre a los protagonistas y al resto de los personajes que aparecen en esta historia, yo lo único que os puedo decir que lo único real, lo único auténtico y cierto en toda esta historia, es nuestra Patrona y la devoción del que os la trasmite.

ANTONIO MANCERA CÁRDENAS