Decía Aristóteles, que “el ignorante afirma, mientras que el sabio duda y reflexiona”.
El pasado miércoles, un comisario de policía, publicaba el artículo titulado “Nuestra Policía Nacional ya es Bicentenaria”, en el que para justificar dicha “efemérides” (SIC), aunque sólo estamos hablando de una, si es que realmente lo es, arremetía contra quienes discrepaban aportando datos sobre la falsedad del citado acto, y lo hacía concretamente contra un Doctor en Historia, al que identifica con nombre y apellidos y que a la sazón es, además, guardia civil, poniendo en duda que por serlo, no es ecuánime en sus investigaciones sobre el bicentenario.
El título lo dice todo, "Nuestra Policia nacional YA ES Bicentenaria", o lo que es lo mismo "YA HEMOS HECHO QUE LO SEA". pero ahondemos en el artículo.
En principio y para ilustrar al autor del artículo, habría que comenzar diciendo que para ser sabio es necesario aprender a razonar, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no hay nada que decir.
Por otro lado, un doctorado es el más alto grado académico que confieren las universidades u otras instituciones autorizadas y que su concesión implica el más alto reconocimiento de la persona que ostenta el título de Doctor.
Un doctor en historia, no es nunca un trasnochado, por estudiar la Historia, ni es una persona obsesionada, sino el encargado de investigar, estudiar, escribir y divulgar los acontecimientos que han ocurrido en periodos de tiempo pasados, además el estudio de la Historia es, por supuesto, una ciencia, y su disciplina es una de las más antiguas que se conoce.
El trabajo de un historiador comienza por la formación y se caracteriza por la experiencia y por la capacidad para contar de forma veraz los hechos históricos. Es por tanto algo así como un notario de la historia, que investiga las fuentes primarias para poder identificar los procesos y que se asegura que las fuentes históricas sean confiables, que organiza cronológicamente la información que obtiene, que, con sus investigaciones, sus estudios y sus conocimientos intenta garantizar que la historia que se cuenta sea la verdadera, y por último que se cerciora de que llegue hasta nosotros sin manipulaciones y sin engaños.
Pues bien, el autor del artículo, asegura y falta a la verdad al decir “que la primera voz discrepante –sobre el Bicentenario de la Policía Nacional- vino de un historiador, que a su vez era miembro de otro cuerpo de policía estatal. El coronel de la Guardia Civil Jesús Núñez Calvo, doctor en historia”, y sí, digo faltando a la verdad, por no decir mintiendo, porque en realidad olvida nuestro Comisario Honorario, que compañeros suyos, historiadores y escritores, ya pusieron negro sobre blanco, en duda, antes que el propio Doctor en Historia al que menciona, la realidad de un Bicentenario falaz que falta a la verdad y a la propia Historia, al que se ha llegado simplemente por razones espurias y curiosamente, políticas y que flaco favor hace a una Institución ejemplar, como es la Policía Nacional, uniendola y haciendola heredera, sin serlo, a otra no tan ejemplar.
Ilustremos al ilustre comisario, y expliquemósle que, Antonio Viqueira Hinojosa, comisario de Policía Nacional, en su obra “Historia y anecdotario de la Policía española, 1833-1931”, publicado en 1989, mantiene que, “Organizaciones que no tuvieron continuidad alguna y que de forma caprichosa se constituían o disolvían no pueden ser representativas de lo que es hoy una auténtica institución”... para a continuar aseverando que, “Erróneo es, pues, considerar como prototipo fundacional de la policía gubernativa española la “policía secreta” del reinado de Fernando VII, de cuyo trono fue valioso puntal y adicta servidora. Se caracterizó por la ausencia de moral y de escrúpulos en su modo de actuar, componiéndola individuos de las más variadas procedencias, dirigidos por figurones políticos del bando absolutista, que ejercían la misión de soplones, nombre por el cual eran conocidos”
Julián Delgado Aguado, comandante de la Policía Armada y jefe de la Guardia Urbana de Barcelona, en su obra, “Los grises. Víctimas y verdugos del franquismo” publicado en 2005, afirma: “De forma incomprensible, el actual Cuerpo Nacional de Policía ha fijado esa fecha -1824- y esa denigrante policía como el principio de su andadura histórica, faltando al rigor histórico y, sobre todo, a la oportunidad política”.
Julio Antón López, comisario de Policía Nacional, doctor en Psicología y en Filosofía, autor de varios libros, entre ellos, “Historia de la Policía”, cuya primera edición se retrotrae a mayo de 2000 y asegura que la “Fundación de la Policía, es en 1908”
Jorge Ávila Valladares, oficial de Policía Nacional y graduado en Geografía e Historia por la UNED, autor de “Sangre Azul. Historia de la Policía Nacional”, publicado en mayo de 2022, dice: “Situar acrítica y enconadamente el cronómetro de una institución como la Policía Nacional en el año 1824 genera una visión muy acotada en la que los árboles no dejan ver el bosque y, en definitiva, que no contempla la historia de la Policía como un amplio proceso de evolución institucional que es”.
Habrá que decirle al autor del artículo, que al parecer sí que se trata de Historia y que también al parecer, el coronel Núñez, no es el principal objetor del Bicentenario, ni él único y que, al parecer no es discrepante por ser guardia civil, sino por ser Doctor en Historia e intentar poner luz sobre una aberración histórica.
Nos preguntamos por tanto si para el autor, son sus propios compañeros, policías nacionales, quienes como vemos también “Han preferido poner en tela de juicio este aniversario” serán, para él “historiadores obsesionados y trasnochados”.
Pero además el autor del artículo miente, al afirmar que, “El pasado día 13 de enero, la Policía Nacional celebró sus primeros doscientos años de fecunda historia”, ya que la historia de la Policía General del Reino, a la que cita como predecesora de la actual Policía Nacional, no fue tan fecunda como nos quiere hacer creer, tan sólo existió durante nueve, eso sí nueve larguísimos años para quienes la sufrieron, para ser suprimida por “corrupta e inútil”, aunque en este punto hay que romper una lanza en favor del autor, ya que asegura que esta policía política, corrupta e inútil, “constituyó el antecedente histórico de una policía estatal con dimensión nacional”, para mentir inmediatamente al asegurar en la misma frase que es el antecedente “más remoto de la creación”, ya que antes que dicha policía se estableciese, existieron otros muchos cuerpos y modelos policiales de ámbito nacional, por no extenderme y poner tan sólo dos ejemplos, podríamos hablar de la Santa Hermandad, creada por la reina Isabel en 1476, y que por cierto, la Santa Hermandad fue citada en la ley que en 1940 reorganizó el Cuerpo de la Guardia Civil, como su antecedente histórico primario, sin que a nadie con algo de luces, ni la Guardia Civil como institución, ni ningún miembro del Cuerpo, historiadores o no, haya tenido la desfachatez de mantener que nuestra Institución tiene 548 años de existencia, entre otras cosas porque se estaría faltando a la verdad, ya que un antecedente histórico es eso, un antecedente histórico, no otra cosa y mucho menos el “Quintencenario” de ningún cuerpo policial, o por ejemplo la Milicia Nacional, creada en 1812, de la que se cumplirían este mismo año 212 años, ambas instituciones, como la Policía General del Reino, sin continuidad hasta nuestros días.
Sabiendo lo anterior, miente nuevamente el autor cuando asegura literalmente, refiriéndose a la Policía General del Reino, que “ha llegado hasta nuestros días con el nombre de Policía Nacional”.
Miente también al afirmar que, la Policía General del Reino, “siempre estuvo al servicio de los ciudadanos”, o que la principal función que tuvo asignada fue la de “garantizar el bien y la seguridad pública “, ya que su misión fue otra muy distinta y bien conocida, a saber, “reprimir el espíritu de sedición, extirpar los elementos de discordia”, siguiendo los dictados del régimen absolutista de Fernando VII, vamos lo que viene a ser una policía política en toda regla.
Miente al aseverar que “otros muchos historiadores, también doctores en esa materia como el coronel, mantienen lo contrario”, ya que es sabido que todo este sinsentido es obra de la mente calenturienta de una sola persona, un comisario, y fue gestada en las mazmorras del Ministerio de Interior en 1999, al mando de Mayor Oreja y durante el Gobierno de Aznar.
Y muestra su hipocresía cuando escribe que “Yo no me atrevería a usar esos argumentos contra el coronel Núñez”, cuando desde algún sindicato policial se le insulta, ya que es él y no otro, quien pone nombre y apellidos, quien firma el artículo y quien asegura que es el “principal objetor” de toda esta falacia histórica.
Y permitirme ya para terminar, que muestre mi asombro, ya que quienes siempre se han estado quejando del carácter militar de la Guardia Civil, y me refiero a sindicatos policiales, no hayan puesto el grito en el cielo y hayan permitido que se haya celebrado su conseguido “Bicentenario”, con actos militares, otro sinsentido más de este “Bicentenario”.
Y al final, por aquello de los egos citados, tengo que dar al Comisario Pedro Ríos, autor del artículo, el mérito que merece, cuando afirma que “esta conmemoración ha servido para consolidar entre los miembros de la Policía Nacional un sentimiento de cuerpo y un orgullo de pertenencia al mismo”, posiblemente por eso de los egos, era necesario mentir y crear un bicentenario irreal, ya que, según se deduce del artículo del Comisario Ríos, al parecer hasta este momento no lo tenían y quizás veían con cierta envidia, que ese sentimiento existe desde hace 180 años de historia ininterrumpida y verdadera, entre los miembros de la Guardia Civil.
Quiero concluir estas líneas para decir, como el Comisario Ríos mantiene “que la Guardia Civil y la Policía Nacional, como Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no están para competir, sino para servir a los españoles y caminar juntos”, pero deben hacerlo sin engaños a la sociedad.
¡Felicidades y gracias, compañeros guardias civiles, por ser parte de la fecunda historia de 180 años de nuestra Guardia Civil, de la que España siempre se ha sentido y se siente orgullosa!
Y recordad que toda fábula tiene su moraleja y que la moraleja de todo esto, como si de una fábula de Iriarte se tratase podría ser:
“Guarde para su regalo
esta sentencia el autor:
si el sabio no aprueba, ¡malo!
si el necio aplaude, ¡peor!”
ANTONIO MANCERA CÁRDENAS
GUARDIA CIVIL RETIRADO POR ACCIDENTE EN ACTO DE SERVICIO