Semblanza a los retirados de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil.
En el ocaso de la vida profesional, cuando guardamos el uniforme con el mismo respeto con el que lo vestimos por primera vez, no termina nuestro servicio: se transforma. Así ocurre con nosotros, los retirados de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, verdaderos centinelas del honor, la lealtad y la paz.
El 13 de abril, festividad de San Hermenegildo, patrón de la “Real Hermandad de Retirados de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil”, es mucho más que una fecha en el calendario: es un símbolo de continuidad, de memoria viva y de compromiso que no cesa. Porque aunque ya no luchamos en el aire, ni en la mar, ni en las trincheras… aún tenemos que luchar. Luchar desde el ejemplo, desde la transmisión de valores, desde la fidelidad a una vocación que no se jubila.
Quienes hemos dedicado nuestra vida al servicio de España, lo hicimos con alma entera. Nuestra bandera sigue ondeando, inmortal, en lo más alto del corazón. Aunque las fuerzas a veces flaqueen, aunque el tiempo pese sobre los hombros, no abandonamos nuestro puesto. Seguimos montando guardia, ahora desde la experiencia, desde la palabra que orienta, desde la mirada que alienta sin imponer.
"Mis arreos fueron armas, mi descanso pelear. Hoy son arreos mis fuerzas, mi descanso trabajar". Así reza en el himno de la Real Hermandad de Retirados, versos que resumen con honda verdad esta nueva etapa del soldado retirado: la de seguir sirviendo, sin esperar nada a cambio, con la misma entrega, con la misma marcialidad, con el mismo amor por España.
Nuestra lucha ahora es otra: es la de mantener vivos los valores que defendimos con la persuasión y palabra, con presencia y silencio. Es la de transmitir a las nuevas generaciones el legado de quienes sirvieron antes que nosotros, y de quienes hoy siguen al pie del cañón. Es la lucha de la constancia, de la integridad, del ejemplo.
Nuestra bandera, esa que juramos defender hasta la última gota de nuestra sangre, sigue siendo inmortal. A veces, el cuerpo ya no responde como antes, pero el alma sigue erguida. Si las fuerzas flaquean, si el tiempo nos pesa o el desánimo asoma, no desertamos de nuestro puesto. Porque ser veterano no es haber dejado atrás el servicio: es seguir sirviendo con otro uniforme, el de la experiencia y la dignidad.
A todos, felicidades y gracias. Por seguir firmes cuando otros descansan. Por seguir siendo ejemplo cuando ya no se exige. Por enseñar que el verdadero servicio no tiene fin. Que mientras haya patria, habrá centinelas. Y que mientras haya veteranos, habrá historia viva latiendo con fuerza en el alma de nuestras Fuerzas Armadas y de nuestra Guardia Civil.
José Manuel Corral Peón
Comandante (R) de la Guardia Civil
