«Iros a la mierda»
Perdón. Son palabras que nos dirige el perseguido por la justicia que se dedica a vivir del cuento mientras insulta a los españoles desde esa frágil Europa que le ampara y por tanto desampara a España.
No sé a quién quiere mandar a ese lugar donde él se encuentra y por supuesto no cabemos todos, sino, quizá, alguno de sus correligionarios; no más.
«Tornó otra vez a probar ventura, y sucedióle también, que sin más ruido ni alboroto que el pasado, se halló libre de la carga que tanta pesadumbre le había dado. Mas, como don Quijote tenía el sentido del olfato tan vivo como el de los oídos y Sancho estaba tan junto y cosido con él, que casi por línea recta subían los vapores hacia arriba, no se pudo excusar de que algunos no llegasen a sus narices; y apenas hubieron llegado, cuando él fue al socorro, apretándolas entre los dos dedos, y con tono algo gangoso dijo:
—Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo.
—Sí tengo —respondió Sancho—, mas ¿en qué lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca?
—En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar —respondió don Quijote.
—Bien podrá ser —dijo Sancho—, mas yo no tengo la culpa, sino vuestra merced, que me trae a deshoras y por estos no acostumbrados pasos.
—Retírate tres o cuatro allá, amigo —dijo don Quijote (todo esto sin quitarse los dedos de las narices), y desde aquí adelante ten más cuenta con tu persona y con lo que debes a la mía; que la mucha conversación que tengo contigo ha engendrado este menosprecio.
—Apostaré —replicó Sancho— que piensa vuestra merced que yo he hecho de mi persona alguna cosa que no deba.
—Peor es meneallo, amigo Sancho —respondió don Quijote.
En estos coloquios y otros semejantes pasaron la noche amo y mozo; mas viendo Sancho que a más andar se venía la mañana, con mucho tiento desligó a Rocinante y se ató los calzones». (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha).
Al margen de la lección de Cervantes de los modos y maneras, lo que ocurre en España en estos momentos es de la gravedad que tiene lo que sabes que viene indefectiblemente sin que nadie sea capaz de detener la tragedia. Delincuentes condenados y por causa muy grave: delinquir contra la unidad de España. Baste recordar la importancia del hecho cuando la Constitución encomienda a las Fuerzas Armadas la defensa de su integridad territorial. Sabemos que la justicia es lenta, pero segura y que cada actual tendrá que rendir cuentas de sus actos.
Esto del espionaje ha hecho perder la cabeza a muchos bachilleres que se sienten muy enfadados por no haber sido espiados. Son los que esperan siempre esa llamada que nunca llega y dicen que valen más por lo que callan que por lo que cuentan. El Congreso está lleno de leones y gatos pardos.
El caso es que solo hay un caso en esto del espionaje. El CNI cumplió con su deber de manera eficaz, aunque a veces se despiste como ocurrió con las «inexistentes» urnas del supuesto fallido referéndum. Tema resuelto el del espionaje a delincuentes y presuntos en su momento que ha terminado con un escandaloso indulto y «la mierda» del fugado y perseguido por la justicia española.
El meollo de la cuestión nadie lo destapa ni habla de él: El espionaje al presidente del Gobierno. ¿Cómo es posible? No me lo creo. Es imposible que no se supiese. Lo que dice que ha ocurrido le ha venido muy bien soltarlo en provecho suyo. Se conocía y fue investigado en sus momento sin resultados.
El grave error de principiante y que nos ha dejado a los pies de los caballos ha sido publicarlo al redoble de los tambores. Bolaños, Sánchez es una pareja quijotesca. Se les volverá en contra.
¡Son tantos los interrogantes!, que en estos momentos se sabe de «fuentes fidedignas» que todas las representaciones diplomáticas en España está alertadas y prevenidas por la inseguridad que aquí se percibe y no nos extrañaría que en la OTAN estén pidiendo explicaciones y una revisión a fondo de las medidas adoptadas para que se desarrolle en España a finales de junio la Cumbre de la OTAN que busca su norte perdido. Podría ser que en España se haya perdido el norte y el sur. Ustedes me entienden.
Justo es decirlo que la única que ha mantenido el tipo (sorprendida por el escándalo iniciado en Moncloa) ha sido la ministra de Defensa, Margarita Robles, que lo ha dicho todo sin poder decir lo que sabía, porque se debe a la dignidad de su cargo. Ha quedado rotundamente claro y es de agradecer su postura firme.
El que no dará explicaciones del olor que todo esto despide es el presidente del Gobierno al que cabria decirle como el ingenioso hidalgo «Retírate tres o cuatro allá, amigo —dijo don Quijote (todo esto sin quitarse los dedos de las narices), y desde aquí adelante ten más cuenta con tu persona y con lo que debes a la mía; que la mucha conversación que tengo contigo ha engendrado este menosprecio».
Ha perdido los cuatro puntos cardinales, pero España necesita que las urnas, incluso las perdidas, lo echen a él.
¿Es que nadie se da cuenta de lo que ocurre en España?
Ya huele, dicen los castizos.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com