"El que desprecia demasiado, se hace digno de su propio desprecio".
David Fischman
Quisiera llamar la atención sobre una consecuencia ineludible del intento por parte del propio ministerio de Interior del debilitamiento al que se está llevando a la Guardia Civil. Es un hecho que el ministro de Interior desprecia a la Guardia Civil y menosprecia a sus agentes, discriminándoles, intentando la desaparición del Cuerpo.
El desprecio consiste entre otras cosas en no cubrir las plazas necesarias para mantener una plantilla efectiva y realizar acciones y dar las órdenes necesarias con el propósito de mantener a la Guardia Civil fuera de sus propias competencias.
Un comportamiento que realizan tanto Marlaska, titular del ministerio de Interior, como el propio Gobierno, cuando ceden a las presiones de grupúsculos políticos cuantitativamente indiferentes y cualitativamente cuestionables, y estas decisiones que afectan, curiosamente, a la Guardia Civil exclusivamente, se toman de forma consciente y voluntaria, al no asignarle el valor que tiene el trabajo de los guardias civiles, así como la trayectoria profesional e histórica de total solvencia de la Institución.
Muchos vimos como buena la designación de Marlaska como ministro de Interior, personalmente creo que en puestos de responsabilidad deben estar siempre los más preparados, los más capacitados, los mejores, un magistrado que había trabajado mano a mano con la Guardia Civil en su lucha contra el terrorismo de ETA, que conocía de primera mano y había elogiado el trabajo de los guardias civiles que se jugaban a diario la vida para acabar con esa lacra, era ideal para el puesto; pero Marlaska político ha pasado a ser una caricatura de aquel Marlaska magistrado, convirtiéndose en una novela barata de sí mismo, de esas que tienen un titulo rimbombante, pero poco contenido. Algo así como un cuento sin moraleja, escrito con mala ortografía, y con nula redacción. Marlaska ha hecho buena la frase “Una persona que se odia a sí misma, es capaz de odiar a aquellos que le valoran”.
Los socios piden y el Gobierno utiliza a la Guardia Civil de moneda de cambio, se acaba la legislatura y se ultima el chantaje.
Desde el Gobierno y desde el Ministerio de Interior, tienen a la Guardia Civil, como algo sin importancia, tan poco valor le dan, que la utilizan para conseguir fines políticos, desdeñan al Cuerpo, con una indiferencia activa, esforzándose por hacer creer que la Institución mejor valorada año tras año por la sociedad, no es importante, se la desdeña con el fin de mostrar que es inferior a otros cuerpos policiales y que su valor es tan escaso para la seguridad, que no puede cumplir los objetivos que la ley le confiere.
En definitiva, acabar con la Guardia Civil de forma soterrada, ruin, premeditada, con la intención de que la opinión pública no se entere y para eso se utilizan todos los medios disponibles, reducir poco a poco su plantilla no cumpliendo al menos la tasa de reposición anual y por supuesto no aumentando las plazas necesarias para cubrir todas las necesidades del cuerpo policial más eficaz, con más demarcación y con más competencias del Estado, para que no pueda dar servicio, quitarle competencias, apartandola poco a poco de las obligaciones que la Ley y la sociedad le exige.
Pero también atacando a su credibilidad, debilitando la confianza que los españoles depositan año tras año en el Cuerpo, y la forma de hacerlo, es criminalizando a guardias civiles ejemplares, apartándoles de sus destinos, no cumpliendo la Ley de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad al quitar competencias a la Guardia Civil, o transferirlas a otros cuerpos policiales, incumpliendo, de forma descarada quien tiene que velar porque se cumplan, las leyes, o simplemente obviando y no cumpliendo los mandatos judiciales que les obligan a revertir decisiones cuestionables tomadas desde el propio Gobierno y en contra de la Institución.
A nadie se le escapa que el coronel Sánchez Corbí, estaba en el punto de mira del entorno etarra por su lucha contra ETA, ni que el coronel Pérez de los Cobos, era la presa que los separatistas catalanes exigían, ni siquiera se nos escapa que el coronel Torresano, que ni siquiera estaba destinado en Ceuta cuando ocurrió la tragedia de El Tarajal, fue cesado simplemente porque no quiso culpar del hecho a los guardias civiles que tuvieron que intervenir, como pedían algunos grupúsculos políticos, que hasta ahora han sido socios del Gobierno, en estos casos y en muchos otros, el Gobierno, el Ministerio de Interior, ni siquiera tuvieron en cuenta las decisiones judiciales, que exculpaban, sentencia tras sentencia, a estos profesionales
También se intenta el descrédito de la Institución, cuando desde Interior se hace caso omiso de las recomendaciones de la Dirección General a la hora de ascender a buenos profesionales, obviando una carrera profesional ejemplar y los propios escalafones, como igualmente se desacredita a la Institución cuando se promueve al empleo superior a un buen profesional y se filtra, a medios afines, que se le asciende por ser cercano al Gobierno, acabando de un plumazo con la neutralidad política del propio profesional ascendido y de la Guardia Civil como Institución.
O se permite, como ya se ha realizado, que se invadan competencias propias del Cuerpo, enviando a operaciones militares a policías civiles, exclusivas de la Institución que dado su carácter militar tiene encomendadas por Ley, o que se permita a comisarios civiles a realizar el curso de Estado Mayor, intentando equipararlos a los oficiales del Cuerpo que lo realizan, resulta curioso que sindicatos policiales, ajenos al Cuerpo, que se quejaban del carácter militar de la Guardia Civil y llegaban a cuestionar ese carácter militar que como cuerpo de policía gendármico tiene, en un intento de desacreditar al Cuerpo “hermano”, no hayan levantado la voz.
Es difícil explicar a la opinión pública, que la Institución más valorada por los españoles tenga que desaparecer de ciertos territorios por las presiones de quienes ven en la Guardia Civil a la única institución que podría poner coto a ciertos desvaríos políticos contrarios a la Ley, que se la desacredite desde el propio Gobierno únicamente por la presión de los delincuentes y de su entorno, todos sabemos que Ahumada fue un visionario cuando escribió el artículo 6ª de nuestra Cartilla que dice “El guardia civil no debe ser temido sino de los malhechores; ni temible, sino a los enemigos del orden…”, precisamente son los malhechores y los enemigos del orden y de las leyes, quienes quieren ver desaparecer a la Guardia Civil y a los que el Gobierno y el ministro Marlaska “dan pábulo”, es decir para aquellos que no lo entiendan, “dan apoyo a cualquier situación u opinión contra la Guardia Civil, para que crezca y aumente el descrédito y la desconfianza hacía el Cuerpo”
Y si bien no deberíamos preocuparnos por el desprecio de ciertos personajes hacia la Guardia Civil, sabiendo que precisamente, “Los que te miran con desprecio son unos zoquetes que jamás han leído un libro ni han ido a ningún sitio que esté a más de treinta kilómetros de su pueblo natal.”, como mantenía Patrick Rothfuss en el libro “El Nombre Del Viento”, si debemos hacerlo cuando estos zoquetes pueblerinos pueden chantajear, y de hecho lo hacen, al Gobierno para amenazar, como ya han manifestado ante los medios de comunicación, con que tomarán medidas y realizarán acciones, por otro lado ya llevadas a cabo, que atentarán contra las leyes y contra la propia Constitución.
Se entienden, por tanto, como forma de desprecio, ciertas decisiones tomadas por el Gobierno y por el Ministerio de Interior, como la del informe jurídico emitido por la Dirección General de Coordinación y Estudios, dependiente de Interior, que sugiere que debe hacerse entrega de las competencias que ostenta la Guardia Civil en todos los puertos de interés nacional y autonómico a la Policía Nacional, que actualmente solo realiza el control de la documentación, al ser competencia exclusiva y reconocida de este cuerpo policial en la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y reconoce a su vez que, esta decisión supone, como efecto colateral, la entrega de la seguridad integral de los puertos a las Policías autonómicas en sus respectivos territorios, que finalmente es lo que buscan independentistas y separatistas, o como la nueva comisaria de Policía Nacional en Roquetas de Mar, que apartará a la Guardia Civil no solo de sus competencias, también de su demarcación.
Nadie cree que ese informe de la Dirección General de Coordinación y Estudios, no tenga nada que ver con las exigencias políticas, los acuerdos y el chantaje que han obligado llevar a cabo los partidos independentistas, separatistas y pro-etarras al propio Gobierno Central, o que apartar a la Guardia Civil de Tráfico de sus competencias en Navarra, o formar desde el propio Ministerio de Transporte del Gobierno central, a los patrones de embarcaciones de los Mossos de Escuadra, a pesar de que las competencias son en exclusiva de la Guardia Civil, no vengan del mismo entorno.
Pero también se menosprecia a los guardias civiles, cuando se le niegan derechos propios de los funcionarios públicos, del resto de cuerpos policiales o de las Fuerzas Armadas, un menosprecio hacia los guardias civiles es por ejemplo la entrada en vigor a finales del mes de junio del Real Decreto-Ley 572023 donde se recogía una modificación del Estatuto Básico del Empleado Público en relación a diversos derechos de conciliación, que Interior determinaba, a consultas de distintas asociaciones profesionales, que no era de aplicación para los guardias civiles, un nuevo menosprecio hacia los agentes de la Institución por parte del titular del ministerio de Interior y por extensión del Secretario de Estado de Seguridad.
Se engaña a la opinión pública al ocultar a través de medios de comunicación serviles, la realidad en cuanto a falta de personal que vive la Guardia Civil. El País titulaba el pasado 11 de julio de 2023, refiriéndose a la nueva oferta de empleo público “La Guardia Civil incrementa un 50% su oferta de empleo para paliar el desmantelamiento progresivo de sus cuarteles” y en el subtitular aseguraba que “El Gobierno oferta 2.595 plazas para Guardia Civil y 2.608 en la Policía Nacional”, de esta forma el propio medio entraba en contradicción, ya que una vez más Policía Nacional, con menos demarcación y con menos competencias. ve incrementada su plantilla por encima de la de Guardia Civil, un hecho este, que se viene sucediendo de forma continuada en los últimos años y que ha llevado a que las plantillas de ambos cuerpos policiales sean similares y ronden los 75.000 efectivos, es decir una pérdida por parte de Guardia Civil de entre 10.000 y 15.000 efectivos durante estos últimos años, que se está viendo agravada en los últimos años, al llegar a la situación de reserva o retiro las promociones masivas de los años 80, las que subían al País Vasco a luchar contra ETA, lo que hace que la pérdida de efectivos sea aún mayor, sin que el Gobierno haya llegado como mínimo a publicar plazas suficientes para cumplir, al menos, con la tasa de reposición anual necesaria.
Una situación, la de la pérdida de efectivos del Benemérito Cuerpo, que viene fomentada y ejecutada desde el propio Ejecutivo, para al no disponer de suficiente personal para afrontar con garantías su servicio peculiar, propiciado como estamos viendo, por el propio Gobierno, ceder competencias y demarcaciones a otros cuerpos policiales, bien a nivel nacional o autonómico.
Sin olvidarnos del deterioro de muchos de nuestros inmuebles, de nuestras casas cuartel, que dependen directamente del Ministerio de Interior como titular de los mismos que es, y que están evidenciando un auténtica dejadez, para acometer, no solo reformas necesarias, sino mejoras imprescindibles para que al menos puedan trabajar nuestros guardias civiles y vivir sus familias de una forma decente y humana.
Personalmente entiendo, que tanto desprecio suele esconder tan solo dos cosas, la envidia y la hipocresía, y recordad ante los futuros acontecimientos que se avecinan y que también pretenden desprestigiar de alguna forma la propia historia de nuestra Institución, que “Quien miente, es adorado, quien dice la verdad, ahorcado.”
Decía Blas de Lezo que «Una nación no se pierde por que unos la ataquen, sino porque quienes la aman no la defienden.», esperemos que quienes aman a la Guardia Civil o pertenecen a ella no permitan que se acabe con ella.
Antonio Mancera Cárdenas
Guardia Civil retirado por accidente en acto de servicio