Plantilla del puesto de la Guardia Civil de la estación ferroviaria de San Roque en 1965.
Los puestos del Instituto Armado en las estaciones de ferrocarril de la comarca buscaban evitar el contrabando, principalmente desde Gibraltar
Los puestos de la Guardia Civil que estaban establecidos en todas las estaciones de ferrocarril del Campo de Gibraltar constituyen otra de las herencias directas recibidas del Cuerpo de Carabineros. Su finalidad principal, desde la función de resguardo fiscal, era comprobar que los viajeros y mercancías que se montasen en los trenes que partían o paraban en las diferentes estaciones, no fueran objeto de contrabando de productos procedentes principalmente de la colonia británica de Gibraltar.
El destino final de la mercancía introducida ilegalmente en territorio español, bien a través de la aduana y la Verja, ubicadas en los límites de la franja terrestre usurpada del Peñón, o desembarcada en las costas del Campo de Gibraltar, procedente principalmente de la mentada colonia británica, no era sólo el resto de la provincia gaditana y la limítrofe de Málaga, sino otras provincias más alejadas. Y parte de ese contrabando era trasladado en pequeñas cantidades, pero portado por personas (hombres, mujeres, y menores de edad), que necesitadas de obtener cantidades económicamente siempre reducidas, lo ocultaban en su vestimenta y equipaje, a través de la red ferroviaria.
La lucha contra esa modalidad de contrabando, pues éste siempre fue un acto ilegal y contrario a la normativa vigente, sin perjuicio de la necesidad humana que hubiera para ello, era la principal misión que habían tenido durante el periodo que dichos puestos, establecidos en las estaciones ferroviarias, pertenecieron al Cuerpo de Carabineros.
Dichas actuaciones contra el contrabando, pequeño a efectos individuales, pero continuado y grande en su conjunto, fueron reforzadas por la Guardia Civil tras la entrada en vigor de la ley de 15 de marzo de 1940, en la que integró en sus filas a los carabineros, sus acuartelamientos y sus funciones. Además de las nuevas misiones de carácter fiscal, asumidas y desempeñadas hasta entonces por el Cuerpo de Carabineros, que acaban de asumir, se procedió a potenciar las tradicionales que hoy día se denominan de seguridad ciudadana, anteriormente llamadas de orden público.
Hasta la integración de los Carabineros en la Guardia Civil, la presencia de dichos efectivos de la Benemérita en las mentadas estaciones ferroviarias y en el interior de los trenes, estaban relacionadas principalmente en el Campo de Gibraltar con sus tradicionales misiones de seguridad ciudadana y traslado de detenidos o presos. El servicio no se prestaba entonces de manera permanente como en cambio sí lo hacían los Carabineros. Una vez integrados los componentes de dicho Cuerpo en el benemérito Instituto, los guardias civiles asumieron a partir de entonces ambas funciones y el servicio se mantuvo permanente para todos los trenes que pasaban por allí.
En el “Escalafón General del Cuerpo de Carabineros”, publicado en 1936, antes del inicio de la guerra civil, por el brigada Eusebio Fernández Chimeno, se menciona que la plantilla del puesto que tenía encomendada la estación de ferrocarril de San Roque era de un brigada y cinco carabineros. No tenían entonces un acuartelamiento allí, sino que prestaban servicio en la misma, siendo su residencia la casa-cuartel que había en el interior de la población, donde se encontraba el oficial jefe de la sección y los componentes del puesto de San Roque (un brigada, un carabinero de 1ª clase y siete carabineros de 2ª clase), que hasta la entrada en vigor del decreto de 28 de septiembre de 1935, dimanante del Ministerio de Hacienda, eran de Caballería, “convirtiéndose en fuerza de Infantería”.
Al transferirse el Cuerpo de Carabineros al de la Guardia Civil, como consecuencia de la mentada ley de 15 de marzo de 1940, se construyó posteriormente para dicho puesto de la Benemérita una pequeña edificación junto a la estación ferroviaria y cuya imagen ilustra esta página junto a la imagen de sus miembros en 1965. Sin ser casa-cuartel, pues carecía de pabellones dado su reducido espacio, disponía de una pequeña oficina y estaba dotada de un pequeño mástil para la enseña nacional y los correspondientes letreros de “Guardia Civil” y “Todo por la Patria”.
En dicho año 1965, puede citarse a los componentes de su plantilla así como su fotografía de conjunto y la de su reducido acuartelamiento, gracias al ya comentado álbum fotográfico, hoy día depositado en Madrid en la biblioteca del Servicio de Estudios Históricos de la Guardia Civil, que entregó como obsequio, el teniente coronel Juan Antonio Fajardo Quero, jefe entonces de la 337ª Comandancia (Algeciras), al general de brigada Buenaventura Cano Portal, antiguo jefe del 37º Tercio (Málaga) y nuevo jefe de la 1ª Zona (Sevilla).
Los componentes de dicho puesto eran entonces el cabo Juan Sánchez Marín, como comandante del mismo, el guardia civil de 1ª clase Manuel Ríos Granado, así como los guardias civiles de 2ª clase Ramón Lorente Jurado, Antonio Salgado Romera, Darío Rogel Mosquera, Eugenio Mateos Cuevas, Juan Fernández Romero, Antonio Alcalá Marzo y José Rodríguez Pérez.
Su misión principal, al igual que los antiguos carabineros que antiguamente les habían precedido, era evitar que los pasajeros de los trenes que hacían parada en dicha estación ferroviaria, se montasen en los mismos portando efectos de contrabando procedentes de la colonia británica de Gibraltar, así como garantizar debidamente lo que hoy se viene denominando seguridad ciudadana.
Tiempos entonces todavía muy difíciles y que hace ya muchos años, al igual que ha ido sucediendo con la mayoría de los puestos de la costa campogibraltareña, que dicha unidad sita en la estación de ferrocarril de San Roque, haya desaparecido.
Jesús N. Núñez Calvo
Coronel de la Guardia Civil (R) y doctor en Historia