Llegó el día más mágico de la ¡Navidad! El día 05 enero después de la Cabalgata, es la tradición en nuestros hogares y en España la llegada de los Reyes Magos de Oriente.
Sus regalos darán por finalizada la Navidad y los niños esperan con ansias los presentes de Melchor, Gaspar y Baltasar que pasarán por cada hogar. Y para eso colocaran ¡LOS ZAPATOS LA NOCHE DE REYES!- (ventana, en los balcones abeto y el belenes).-
Sabias que dicha Tradición española, se pierde en la noche de los tiempos basada en una Leyenda piadosa se implanto en siglo XIX y conocida como la “fiesta del Zapato” o “el secreto de los zapatos ocultos” leyenda española, también llamada fiesta de San Nicolás, era una representación cortesana, de origen popular, que solía escenificarse el 6 de diciembre a lo largo del siglo xvi. Tenía como origen una anécdota de la vida de Nicolás de Bari[1], y fue pantomima favorita del rey Felipe II, que la usó como obsequio para la que sería su tercera esposa Isabel de Valois.)
Por otro lado el historiador madrileño Francisco José Gómez, autor del libro 'Breve historia de la Navidad' o de 'El día de Reyes', entre otros títulos. Nos cuenta como unos niños de Nazaret, que vieron pobre y descalzo al niño Jesús le regalaron unos zapatos que ya no usaban. Por la noche, los chicos limpiaron los suyos y antes de dormir los dejaron junto a la ventana o balcón junto con las cartas que se escribían a los Reyes, donde los encontraron al día siguiente llenos de regalos.
Por Jesús Ramilo Guijarro
Notas
[1] La leyenda de las tres doncellas La tradición de colocar los zapatos para recibir los regalos de los Reyes Magos también se ha vinculado a la histórica Fiesta del Zapato que se celebraba cada 6 de enero en tiempos de Felipe II, con derroche de luces y sonido y la participación eventual de alguna dama de la corte. Se trataba de una representación basada en una leyenda de San Nicolás de Bari, la de las tres doncellas. Contaba José María Sbarbi y Osuna allá por 1873 que en la vida de este santo, obispo de Mira, se relata cómo el santo se compadeció en su juventud de un hidalgo que trató de que sus tres hijas se prostituyeran por no contar con recursos para mantenerlas ni mantenerse, ni mucho menos para casarlas. Para salvarlas de la deshonra, San Nicolás «echó tres bolsos, otros dicen 'zapatos', llenos de oro, en otras tantas noches por la ventana del cuarto donde dormía aquel padre desnaturalizado, con lo que proveyó el remedio oportuno», escribió Sbarbi.