En la comarca Tierra de Pinares, se encuentra Portillo, un pequeño pueblo desconocido.
En la comarca Tierra de Pinares, se encuentra Portillo, un pequeño pueblo desconocido y que me sorprendió muy gratamente. Aparte de su historia, es famoso por tener el mejor ajo blanco de España, unos mantecados muy ricos y una mozzarella que hace competencia a la italiana, o al menos, eso es lo que dicen. Vamos a conocer este bello municipio de apenas 2500 habitantes. Tengo que decir que está dividido en dos, por un lado Portillo, en lo alto del páramo, que fue donde me alojé y por otro lado se encuentra Arrabal de Portillo, en la zona baja. Llegué a Portillo sobre las 21h y dejé el coche en la Plaza Pimentel que dispone de parking gratuito, además se encuentra al lado del castillo y a 100 metros de mi alojamiento, lugar perfecto. Nada más llegar iluminaron el castillo para recibirme.
Llego al Restaurante Alboroque que es donde se hace el Check-in y se encuentra dentro de una antigua iglesia y enfrente del alojamiento. Me hospedé en el Hotel Rural La Enhorcadora de 3*** por 55 euros noche sólo alojamiento y lo reservé con Booking.
Calle Dr. Pío del Río Hortega donde se encuentra el Restaurante Alboroque y con iluminación de fiesta. Al fondo se aprecia la Torre del Homenaje del Castillo de Portillo.
El hotel está cuidado al detalle, todo muy limpio, la habitación amplia y con decoración rural, el baño muy grande y bonito, ósea que ideal para el descanso, además admite mascotas gratuitamente os dejo link por si queréis reservar o comparar.
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La habitación estaba a pie de calle, todo muy tranquilo y sin ruidos, es más, creo que era la única persona alojada esa noche porque ni escuché a nadie, ni vi a nadie.
Estancias comunes como el pequeño salón que tiene chimenea y en la entrada del edificio, hay folletos informativos de la zona.
Después de dejar las cosas en la habitación, cojo cámara y salgo a pasear por los alrededores, la noche estaba fresquita pero agradable para pasear y hacer las primeras fotos del Castillo de Portillo, también llamado Castillo de los Condes de Benavente. El castillo, pese a ser modelo de la escuela de Valladolid, es fruto de las sucesivas etapas constructivas que lo enriquecerán a lo largo de casi 150 años.
La parte mas antigua, toda la planta del recinto interior corresponde a finales del siglo XIV posiblemente al Infante Tello, con sus arcos apuntados, sus bóvedas góticas sobre arcos fajones y su curiosa torre en forma de D en una de las esquinas. En los años 70 del siglo XV el Conde de Benavente inicia importantes obras en el castillo, construyendo la barrera exterior rodeada de profundos fosos chapados de piedra. Ambas murallas cuentan con torres circulares defensivas, pero lo que sobresale de la fortaleza es la Torre del Homenaje que alcanza los 28 metros de altura y tiene una anchura en sus muros de 3 metros.
La entrada al castillo es de 1 euro y visita libre, que pena que no estuviese abierto ninguno de los dos días. En el interior del castillo se encuentra el patio de armas, donde antiguamente estaban las estancias del palacio, y en el centro hay un pozo con agua que alcanza una profundidad de 30 metros y se puede bajar hasta él, eso sí, descendiendo más de 100 escalones. El castillo de Portillo está declarado Bien de Interés Cultural y entre los personajes más célebres que pasaron por él destaca Don Álvaro de Luna, que estuvo dos meses encerrado antes de ser ejecutado en la ciudad de Valladolid. Os dejo plano del interior.
A pocos metros, en la Plaza Santa María, se encuentra la iglesia del mismo nombre. Fue construida en el siglo XVI y reedificada a finales del siglo XVII. La torre es construida en piedra y tiene tres cuerpos. Es la única iglesia parroquial del pueblo.
Al lado de la iglesia se encuentra el pequeño Jardín de la Iglesia, con una fuente en el centro que hace de macetero.
Continuo por calle Atalaya que da donde antiguamente se encontraba la Muralla de Portillo, desde aquí hay vistas a la parte baja que os comenté al principio, Arrabal de Portillo donde se puede distinguir la Iglesia de San Juan Evangelista del siglo XVII.
Giro a la derecha y llego al Arco de la Muralla. Antiguamente, Portillo tenía un perímetro de murallas de 2km alrededor. Murallas construidas en piedra que se construyeron en el siglo XIII. Ya no quedan restos de la muralla sólo dos de sus antiguas puertas. La primera es el Arco Grande de 4 metros de altura, y coronado con un matacán y era el acceso principal a la villa y el castillo.
Continuo por calle Rda Excuevas que es donde se encuentra la otra puerta de entrada denominado Arco Pequeño donde hay una pequeña escalinata que da al Mirador Arco Pequeño y desde aquí se puede ver el Arco Grande.
En una de las paredes veo este toro pintado, pregunté a un vecino que me encontré por si había encierros al día siguiente, ya que vi las vallas puestas en algunas calles pero me dijo que ya se habían acabado el fin de semana anterior, una pena porque de haber sido por la mañana, me hubiese quedado un rato a verlo.
Como veis, no hay ni un alma por las calles, estoy completamente sola a excepción del hombre que pregunté y una señora que estaba paseando al perro.
Esta es la Plaza Generalísimo Franco donde se encuentra Los Tres Arcos, estructura arquitectónica compuesta por tres arcos de medio punto hechos en ladrillo, fue una antigua puerta de acceso a la plaza, abierta en el siglo XVIII.
Junto a los arcos se sitúa la casa donde nació y vivió D. Pío del Río Hortega y donde se puede ver un busto de él a la entrada de su casa.
Aquí también se encuentra el Ayuntamiento de Portillo.
Escudos blasonados que se pueden ver en la plaza y casas con vigas de madera.
También se encuentra la Iglesia de San Esteban que sólo se conserva la figura de San Esteban en su portada. Ahora se utiliza la iglesia para exposiciones.
De nuevo me encuentro a las puertas del Restaurante Alboroque que como os dije antes, se encuentra dentro de una antigua iglesia de la cual no he podido recabar información, lugar con mucho encanto y donde el recibimiento fue excepcional.
Al día siguiente me levanto sobre las 8:30h, me arreglo y me voy al restaurante a desayunar. Cuando entro no hay nadie en la barra, hablo y no sale nadie, me pongo hacer algunas fotos para después hacer las reseñas de Google, jajajajaja.
Al ver que no salía nadie, me voy dirección de la cocina y estaba una señora que salió atenderme. Me pedí unas tostadas de pan con aceite y tomate, descafeinado de sobre, zumo de naranja y dos rosquillas que me puso gratis.
Ya de día y con la luz del sol, se puede apreciar mejor la fachada del Restaurante Alboroque y los restos de la antigua iglesia donde está ubicado, una maravilla.
De nuevo me acerco al Mirador Arco Pequeño para ver Arrabal de Portillo de día y los campos vallisoletanos.
También se ve el Arco Grande y la torre de la Iglesia de Santa María la Mayor.
Huellas de dinosaurios y punto de encuentro para no perderse.
Llego hasta donde se encuentra el Merendero de Portillo que cuenta con una recreación de uno de los arcos.
Blasón y puerta del pasado.
De nuevo paso por la Plaza Generalísimo Franco para ver mejor los detalles, ya que por la noche y con poca luz, no se aprecian bien. La plaza es muy coqueta la verdad y los banderines le dan un toque de color aparte de festivo.
Portillo también cuenta con una Calzada Romana del siglo XI por la que se accedía a la villa.
Continuo mi paseo y llego al Arco Grande desde donde se puede ver la Plaza de Toros ubicada en Arrabal de Portillo.
Este es el Elevador del Agua que está a pocos metros del Arco Grande.
Sigo por calle Piquillo y salgo a Plaza de Santa María y continuo por calle Camarín.
Salgo de nuevo a la zona del castillo y lo bordeo para ver todos los ángulos, es muy bonito y está muy bien conservado. Se puede apreciar el foso que hay en el lado del Parque y Mirador.
Árbol conmemorativo en recuerdo a José Ignacio de León López por su dedicación, conservación del Castillo de Portillo y amor al pueblo, es lo que reza en la placa inferior.
Me hubiese gustado visitar el castillo por dentro pero hoy tampoco se encontraba abierto, que pena.
Continuando por calle Almenas, se llega hasta Rotonda Castillo, desde este punto se obtienen preciosas imágenes del castillo y alrededores.
Vuelvo por calle Almenas y hago varias panorámicas del callejón, creo que de todas las fotos, esta es la que más me gusta.
Ya en la Plaza Pimentel, donde dejé el coche aparcado, remato haciendo la foto al pequeño depósito de agua que data de finales de la Edad Media. Servía para almacenar agua de la lluvia para el consumo humano.