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 tercios

Las banderas nacionales son un signo de identificación colectiva desvinculado del estandarte personal de un rey, señor o linaje, considerándose la bandera de Dinamarca la más antigua, datada en el siglo XV.

Para lamento de todos los que amamos España, la «Bandera» ha sido asociada por una parte de la sociedad a una época muy concreta de nuestra gran historia, olvidando el verdadero origen de la enseña nacional, además de por el abuso intencionado de los símbolos regionales en oposición al común de todos los ciudadanos, o incluso retirándolos en declaraciones públicas por representantes políticos que cobran del erario público.

Una bandera es un símbolo visual que representa a un país, nación, estado, ciudad, organización o grupo. No solo sirve para identificar, sino que también unifica a las personas bajo un conjunto común de valores, historia y un acervo común. La importancia de una bandera radica en su capacidad para evocar sentimientos de patriotismo, respeto y a veces, controversia.

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Nacen las banderas como signo para agrupar a los hombres que combaten, como sistemas de llamada, o como enaltecimiento del ardor bélico en su defensa.

Los primitivos vexiloides fueron dejando paso a los pendones, gallardetes, estandartes, y éstos, poco a poco, se van relegando para dejar poco a poco únicamente a la bandera como representación nacional. Debería ser otro el nombre para el estudio de las enseñas, pero el latín se ha impuesto una vez más, y ante la posible procedencia de Ban, bandam (del alemán) se ha impuesto vexilología, originaria del latín vessilum.

Seña es una de las palabras más antiguas que empleamos para denominar este tipo de distintivos. Ya en 1020, en el Concilio de León se ocupa al hacerla del servicio fonsado, que en la Edad Media era una hueste convocada a instancias de un monarca, y con Alfonso X se dedica ampliamente a que sean más conocidas en “Las Partidas de las Señas, Pendones y Estandartes”.

Durante décadas la Monarquía Hispánica empleó numerosas enseñas en sus ejércitos y posesiones, la más empleada fue el Aspa o Cruz de Borgoña y los distintos escudos reales cosidos sobre un pabellón frecuentemente de color rojo. Sería con la llegada de la dinastía Borbónica cuando dentro de su proceso de estandarización de los ejércitos se reguló el uso de las banderas. Felipe V nada más llegar al trono comenzó este proceso de reorganización del Aspa roja de Borgoña para homogenizar su uso en las unidades de Infantería, ahora organizados en Regimientos en vez de en Tercios, y con la bandera principal llamada Coronela.

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Pero sería en la Armada donde surgirá nuestra ENSEÑA NACIONAL como tal, debido a que el uso del Escudo Real en un pabellón blanco daba lugar a grandes confusiones, ya que la mayoría de los pabellones navales usaban este color de fondo. Seria. Carlos III (1716-1788, coronado Rey de España en 1759), el tercer hijo varón de Felipe V, y gran reformador de nuestro sistema económico y administrativo el que se dio cuenta de la necesidad de marcar diferencias en alta mar para evitar el conocido como «fuego amigo».

En 1785, y a la altura de las Islas Canarias, hubo un grave incidente con la marina inglesa que, estando en paz con España y en guerra con Francia, atacaron por sorpresa y hundieron dos navíos españoles que iban de Canarias a la península. Una vez excusados, pagaron los daños y perjuicios y alegaron haberlos confundido con buques franceses, siendo este, entre otros, el punto definitivo de inflexión a la hora de tener una bandera que no indujera a errores.

Dio órdenes a su Secretario de Estado y del Despacho de Marina, Frey Antonio Valdés y Fernández Bazán que creara varios modelos de bandera con la única condición que fuesen visibles en la lejanía y no pudieran inducir a error. El ministro convoca un concurso tras el cual se seleccionan doce bocetos que son mostrados al Rey, el cual elije dos de ellos ambas rojigualdas, no obstante, se modifican levemente, especialmente uno de ellos duplicando el tamaño de la franja amarilla, haciéndola el doble de ancha que las rojas.

¿Cómo dos banderas? La respuesta es sencilla, una para la marina de guerra que sería roja-amarilla doble anchura- roja y otra para la flota mercante: amarilla-roja-amarilla doble anchura- roja-amarilla. Siendo aprobadas posteriormente en el Real Decreto de 28 de mayo de 1785:

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«Para evitar los inconvenientes, y perjuicios, que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la Bandera nacional, de que usa mi Armada naval, y demas Embarcaciones Españolas, equivocándose á largas distancias, ó con vientos calmosos con las de otras Naciones; he resuelto, que en adelante usen mis Buques de guerra de Bandera dividida á lo largo en tres listas, de las que la alta, y la baxa sean encarnadas, y del ancho cada una de la quarta parte del total, y la de en medio amarilla, colocándose en esta el Escudo de mis Reales Armas reducido á los dos quarteles de Castilla, y Leon con la Corona Real encima; y el Gallardete con las mismas tres listas, y el Escudo á lo largo, sobre quadrado amarillo en la parte superior: Y de las demas Embarcaciones usen, sin Escudo, los mismos colores, debiendo ser la lista de en medio amarilla, y del ancho de la tercera parte de la Bandera, y cada una de las restantes partes dividida en dos listas iguales encarnada, y amarilla alternativamente, todo con arreglo al adjunto diseño. No podrá usarse de otros pavellones en los Mares del Norte por lo respectivo á Europa hasta el paralelo de Tenerife en el Océano, y en el Mediterraneo desde primero del año de mil setecientos ochenta y seis: en la América Septentrional desde principio de Julio siguiente; y en los demas Mares desde primero del año de mil setecientos ochenta y siete. Tendréislo entendido para su cumplimiento,”

Desde este momento los navíos españoles al navegar por los mares y océanos serían conocidos por esta llamativa bandera roja y gualda, siendo asociada por las naciones extranjeras a nuestra nación, tanto que al poco, los puertos y establecimientos de la armada la izaron para dar a conocer a los marinos que estaban ante una posesión de la Corona Española.

Durante la Guerra de independencia ciertas unidades comenzaron a emplear de forma no oficial la rojigualda junto con la Cruz de Borgoña, pero no sería hasta las Guerras Liberales contra carlistas cuando se oficialice. En 1843 la reina Isabel II mediante el Real Decreto de 13 de octubre se oficializa la bandera rojigulada como la Bandera Nacional Siendo la Bandera Nacional el verdadero símbolo de la Monarquia Española, ha llamado la atención del Gobierno la diferencia que existe entre aquella y las particulares de los cuerpos del Ejercito…”

Es decir que ya era reconocida de facto como bandera antes de su oficialización en este R.D. para sustituir la de todas las unidades militares por una rojigualda general para todos ellos.

Desde esa fecha es la bandera que ha identificado a España como país, puesto que durante todo el siglo XIX, incluída la Iª República y la Dinastía de Saboya, solo modificaron el Escudo y durante casi todo el siglo XX, excepto el periodo de la IIª Republica donde se usó la tricolor como bandera oficial. Un interesante matiz sobre la cuestión es que las autoridades republicanas se refirieron a la rojigualda como la Bandera Nacional ya que el Rey tenía su propio pendón privativo. Al inicio de la guerra ambos bandos utilizaban la tricolor, pero al poco tiempo, los nacionales comenzaron a usar la rojigualda, desde el 28 de agosto de 1936 con el escudo republicano hasta el cambio de escudo, el Águila de San Juan, el 2 de febrero de 1938, lo que nos llevaría a una interesante reflexión que dejo al lector.  ¿El levantamiento fue contra el sistema político de la República o contra su gobierno emanado del fraude electoral de febrero de 1936?.

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Como dice una popular copla: “colores de sangre y oro lucen en nuestra bandera, no hay oro para comprarla ni sangre para vencerla”. No quisiera finalizar sin citar al celebérrimo poeta y premio Nobel Camilo José Cela “ el nacionalista cree que el lugar donde nació  es el mejor del mundo ; y eso no es cierto. El patriota cree que el lugar donde nació se merece todo el amor del mundo; y eso sí es cierto”, así como al militar y político francés, Charles de Gaulle: «Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás pueblos es lo primero».

Por Antonio Sánchez, Historiador y miembro de la Guardia Civil (A).

        Fuentes:

  •         “El origen Militar de los Símbolos de España” Revista de Historia Militar IHYCM .
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