Los independentistas tienen un amor especial por la Guardia Civil, una fijación obsesiva por el Cuerpo, posiblemente porque son los únicos que luchan por mantener el orden, por hacer cumplir las leyes y por respetar la Constitución
El Bloque Nacionalista Gallego (BNG), ha abierto una vía peligrosa al solicitar la cesión de competencias de la Guardia Civil en Galicia a una futura policía autonómica que no existe. Esta propuesta, que al parecer el Gobierno se encuentra estudiando, implica marginar progresivamente a la Guardia Civil en funciones esenciales como la seguridad ciudadana y vial, la protección y el orden público, y que no solo pone en riesgo la eficacia de un cuerpo con 181 años de servicio ininterrumpido e intachable en España y en la región gallega, sino que atenta contra su legado como pilar vertebrador del Estado español.
En Galicia, donde la Guardia Civil está presente en casi el 90% de su territorio, su papel es insustituible, especialmente en las áreas rurales que se caracterizan por una compleja orografía y la dispersión poblacional de la comunidad.
La Guardia Civil no es solo un cuerpo de seguridad; es un símbolo de cohesión y vertebración estatal y un vínculo histórico con la ciudadanía gallega. Desde 1844, ha garantizado la seguridad en miles de núcleos rurales, reducido la siniestralidad en carreteras y combatido amenazas como el narcotráfico o la violencia de género en entornos aislados.
Habría que subrayar, no solo el sacrificio de la Institución en momentos claves de la Historia de España y de Galicia, cuya labor ha venido fortaleciendo la estabilidad de la región frente a tendencias centrífugas.
Sin embargo, el BNG, un partido minoritario en la Región, y en España, con aspiraciones independentistas, propone emular modelos como los Mossos d’Esquadra o la Ertzaintza, ignorando que la Guardia Civil no solo cumple funciones operativas, sino que encarna una conexión social y estatal que ningún otro cuerpo policial, ni ninguna estructura autonómica puede replicar.
La propuesta, incluida en el programa electoral del BNG de 2024, se enmarca en un patrón preocupante, ya que las propuestas de los independentistas gallegos pasan por echar a la Guardia Civil del territorio gallego. En Cataluña, País Vasco y Navarra, la Guardia Civil ha sido relegada de competencias clave, como la última cesión en materia de seguridad vial en Navarra, a pesar de lo estipulado en la Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
El Gobierno, parece ser que, amparándose en la posibilidad constitucional de transferir competencias a cuerpos policiales autonómicos que se encarguen de la seguridad pública, podría ceder, una vez más a las presiones independentistas, en este caso del minoritario BNG en el Congreso (1 solo diputado), utilizando a la Guardia Civil, una vez más, como moneda de cambio. Esta petición exigida por el independentismo gallego, no solo amenazaría la estabilidad profesional de miles de agentes, sino que arriesgaría la cohesión de un modelo de seguridad que ha demostrado sobradamente su eficacia en Galicia y en España.
La sugerencia del BNG de "absorber" a los efectivos de la Guardia Civil en un nuevo cuerpo autonómico, inexistente hoy, no alivia las preocupaciones de la sociedad gallega ni de los agentes gallegos, sino que las agrava. Las experiencias en otras comunidades muestran que estas transferencias generan duplicidades, tensiones y una fragmentación que debilita la propia seguridad que se debe dar a la sociedad.
Galicia no necesita experimentos políticos que comprometan la seguridad y la estabilidad; necesita reforzar los medios y efectivos de la Guardia Civil, cuya presencia en más del 80% del territorio español, y casi el 90% en Galicia, es un baluarte contra la inseguridad.
La Guardia Civil y los guardias civiles necesitan transparencia y un compromiso firme de quienes tienen la capacidad de decidir. Una institución que ha protegido a Galicia en rescates en terrenos abruptos, operaciones contra el crimen organizado y atención a víctimas de todo tipo de delitos en el medio rural donde no existe otro tipo de cuerpo policial, no merece ser moneda de cambio.
La seguridad no puede subordinarse a pactos partidistas ni a intereses que buscan desmantelar un cuerpo esencial en España y en Galicia.
La Guardia Civil no es solo una fuerza de seguridad; es un símbolo de servicio público ejemplar, que merece respeto y apoyo.
Galicia no necesita una policía autonómica para estar segura; necesita valorar y fortalecer a quienes llevan casi dos siglos protegiéndola de forma ininterrumpida.
Antonio Mancera Cárdenas
Director Tribuna Benemérita
Miembro Asociación Españoles de Militares Escritores
Antonio Mancera Cárdenas
Director Tribuna Benemérita
Miembro Asociación Españoles de Militares Escritores