En las últimas horas, un nuevo episodio de desinformación ha sacudido el panorama mediático y político español, poniendo en el centro de la controversia una vezx más a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
Al parecer, algunos miembros del Gobierno se habrían hecho eco y propagado una información falsa según la cual un exagente de la UCO, habría "fantaseado" con colocar una "bomba lapa" en el coche del presidente. Esta narrativa, amplificada por diversos medios de comunicación, ha resultado ser un bulo que, lejos de sustentarse en hechos, buscaba desacreditar el trabajo de la UCO, una unidad clave en la lucha contra la corrupción en España.
La información, originada en una publicación del diario El Plural, asumida como cierta por miembros del Gobierno y replicada por medios como La Sexta, RTVE, eldiario.es, entre otros, se basaba en una interpretación manipulada de una conversación de WhatsApp de 2021 entre el entonces miembro de la UCO y un confidente. En dichos mensajes, según la transcripción inicial manipulada, que ha divulgado El Plural, el agente parecía aludir a un atentado contra el presidente Sánchez con frases como "una bomba lapa en los bajos" o "un sicario venezolano".
Sin embargo, la realidad ha demostrado, una vez más, ser radicalmente distinta: la conversación completa, desvelada por The Objective, revela que este ex-agente de la Unidad Central Operativa, perteneciente al Servicio de Policía Judicial de la Guardia Civil, bromeaba sobre la posibilidad de que él mismo pudiese ser objeto de un ataque debido a sus investigaciones, y no al revés. El confidente mencionaba que este agente podría recibir "la Laureada de San Fernando" por su trabajo, a lo que este respondió irónicamente: "O una bomba lapa. En los bajos", añadiendo después "de algún sicario venezolano". El contexto deja claro que el comentario no tenía ninguna intención de amenazar al presidente, sino que reflejaba el temor del agente a represalias por su labor investigadora.
A pesar de la gravedad y la falsedad de la acusación, varios medios de comunicación difundieron la información sin verificarla ni contrastarla, contribuyendo a un relato que no solo era falso, sino que también ponía en entredicho la integridad de la UCO, una unidad que ha liderado investigaciones cruciales contra la corrupción, en el que el propio agente aludido en la información manipulada, tuvo un papel relevante.
La manipulación de la conversación, al omitir partes clave que daban contexto a las palabras del agente y su confidente, permitió construir una narrativa sensacionalista que fue aprovechada políticamente por quienes la difundieron en primer lugar y por los medios que le dieron verisimilitud sin contrastarla.
La reacción de estos medios, tras conocerse la verdad, ha sido dispar. La Sexta, a través de su director de informativos, Rodrigo Blázquez, reconoció públicamente en un mensaje en X, que se trató de "un error incomprensible de comprensión lectora" y pidiendo disculpas: "Nuestra información sobre la bomba lapa es incorrecta. El capitán de la UCO y su confidente hablan de que 'el sanchismo' les va a poner una bomba lapa a ellos. Y nosotros contamos lo contrario". Eldiario.es también rectificó, modificando su artículo inicial, aunque manteniendo la idea en el titular de los supuestos ataques al Gobierno por parte del exagente de la UCO y publicando una "fe de errores" en la que aclaraba que el agente de la UCO, no aludió a un atentado contra Sánchez. Sin embargo, otros medios, como El Plural, el primero en propagar el bulo, no han emitido disculpas públicas, optando en algunos casos simplemente por retirar la información sin dar explicaciones, en un verdadero alarde de ética periodistica, pero con el daño reputacional a la UCO ya hecho, "Miente, miente que algo queda"
La difusión de este bulo, amplificado por figuras de alto nivel del Gobierno, plantea serias preguntas sobre la responsabilidad en la gestión de la información y el uso político de narrativas no verificadas. Estas afirmaciones, no solo trataban de generar un daño reputacional a la UCO, sino que también han exacerbado la polarización política, utilizando un relato falso y manipulado para desviar la atención de otras controversias, como las grabaciones de Leire Díez, implicada en maniobras para obtener información comprometida sobre la UCO.
Este episodio pone de manifiesto la fragilidad del ecosistema informativo cuando la premura por publicar titulares sensacionalistas prevalece sobre el rigor periodístico.
La UCO, una unidad que ha demostrado su profesionalidad en investigaciones sensibles, no merece ser objeto de campañas de descrédito basadas en informaciones falsas. La rectificación de algunos medios es un paso en la dirección correcta, pero insuficiente si no va acompañada de una reflexión más profunda sobre el papel de los medios y los responsables políticos en la difusión de bulos.
Es imperativo que tanto los medios como los representantes públicos actúen con responsabilidad y veracidad, especialmente en un contexto donde la desinformación puede tener consecuencias devastadoras para la confianza en las instituciones.
En conclusión, el caso de la "bomba lapa" es un recordatorio de la importancia de verificar y contrastar la información antes de difundirla.
La UCO, lejos de ser una amenaza, es un pilar fundamental en la lucha contra la corrupción, y su trabajo debe ser protegido, no denigrado. Mientras algunos medios han asumido su error, la falta de rectificación por parte de lresponsables políticos y de ciertos medios, deja un precedente preocupante sobre el uso de bulos para intereses partidistas.
La verdadb siempre debe prevalecer sobre la manipulación
Antonio Mancera Cárdenas
Director de Tribuna Benemérita