La Benemérita escogió Cambados para conmemorar el 178 aniversario de su fundación con un vistoso acto en el que no faltó ni el desfile militar ni la corona de laurel
A lo largo de su historia, la plaza de Fefiñáns (Cambados) ha sido escenario de infinidad de actos más o menos oficiales, pero nunca, no al menos en la historia reciente, había albergado un desfile militar. Fue este mediodía, a propósito de la conmemoración del 178 aniversario de la fundación de la Benemérita, que, por primera vez, se realizó fuera de las dependencias de la Comandancia en Pontevedra.
Al mediodía, hora de inicio del acto, hacía ya muchos minutos que un centenar de guardias formaban al pie de la iglesia de San Benito, bajo un sol de justicia, esperando a que se fueran sentando las autoridades e invitados en el lugar reservado para ellos. Allí estaban representadas las diversas unidades de la Guardia Civil (tédax, tráfico, servicio marítimo, grupo rural de seguridad, Seprona, y el grupo cinológico), además de la Brilat de Pontevedra y la banda de la Escuela Naval de Marín, que se encargó de poner música al acto, de principio a fin.
El protocolo se cumplió a rajatabla. Primero se pasó revista a la compañía de honores, después se procedió a la imposición de diez condecoraciones y la entrega de cinco placas a los agentes que pasaron a la reserva o al retiro y después tomaron la palabra el coronel jefe de la Comandancia, Simón Venzal, y la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba.
El primero expresó el compromiso de la Guardia Civil al servicio de España, siguiendo los postulados que se recogen en el decreto fundacional firmado en 13 de mayo de 1844 por la reina Isabel II, así como el «sentimiento de orgullo de pertenencia a la Guardia Civil». La segunda destacó el «trabajo impecable» de la Benemérita durante la pandemia y la «seguridad, cercanía y confianza» que ofrece a la ciudadanía en su trabajo de día a día. Maica Larriba no dejó de aludir a la próxima construcción de un nuevo cuartel en Cambados, que actuará como puesto principal de la comarca, y de glosar los desafíos a que se enfrenta el instituto armado ante nuevas realidades como la ciberdelincuencia, que ya representa un tercio de las denuncias que se cursan en la provincia, según indicó.
Eran las doce y media, sonó la corneta y los guardias corearon el sonoro: «¡Viva a España, viva el Rey, viva la Guardia Civil¡». A continuación, dos guardias uniformados con el ostentoso traje de gala del cuerpo cruzaron la plaza portando una corona de laurel que las autoridades colocaron, después, en el monumento en forma de cruz de recuerdo a los caídos instalado a el flanco norte de la plaza. Intervino un sacerdote, la compañía entonó el himno de la Guardia Civil y no faltó la salva de fusiles.
El acto concluyó al filo de la una de la tarde con un desfile militar que arrancó desde la calle Real hasta el Arco de Fefiñáns.