La Armada Española vive dos momentos decisivos para su modernización naval: la botadura de la fragata F-111 Bonifaz, primera unidad de la clase F-110, y la próxima puesta a flote del submarino S-82 Narciso Monturiol, segundo de la serie S-80. Ambos hitos refuerzan el proceso de modernización naval en el que está inmerso el Ministerio de Defensa y ponen de relieve la capacidad tecnológica de la industria nacional.
La fragata Bonifaz fue botada en el astillero de Navantia en Ferrol en una ceremonia presidida por la ministra de Defensa, Margarita Robles, y amadrinada por la Reina Sofía. Al acto asistieron también la secretaria de Estado directora del CNI, Esperanza Casteleiro; y el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro. En Cartagena, mientras tanto, los trabajos en el submarino Narciso Monturiol entran en su fase final antes de la puesta a flote, que se aplazó por motivos de agenda institucional, aunque sin impacto en los plazos de construcción.
Acto de aceptación de la Armada de la F-111: La ministra de Defensa, Margarita Robles (i), posa con la secretaria de Estado directora del CNI, Esperanza Casteleiro; el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro, y el director de Navantia, Ricardo Domínguez (2i)EFE
El S-82 Narciso Monturiol es la segunda unidad del programa S-80, que contempla la entrega de cuatro submarinos de última generación a la Armada. Su construcción se realiza en el astillero de Navantia en Cartagena, donde ya se entregó en 2023 el S-81 Isaac Peral.
Con 80,8 metros de eslora, 7,3 metros de diámetro y un desplazamiento en inmersión cercano a las 3.000 toneladas, el Narciso Monturiol será una de las plataformas submarinas convencionales más avanzadas de Europa. Su diseño incorpora un alto nivel de automatización y capacidad de sigilo, y se prepara para integrar en futuras unidades un sistema de propulsión independiente del aire (AIP), que ampliará de forma significativa su autonomía bajo el agua.
Según la Armada, el S-82 ha superado ya la fase de «puesta en tensión de equipos», con la conexión de las redes eléctricas principales y auxiliares, y las primeras pruebas de puerto o Harbour Acceptance Tests. Más de 1.500 verificaciones técnicas forman parte de este proceso, que culminará con las pruebas de mar e inmersión. La entrega del submarino está prevista para la segunda mitad de 2026, con entrada en servicio operativo en 2027.
El programa S-80 es esencial para garantizar la capacidad submarina de España, que había quedado limitada tras la baja de los S-70. Con estos nuevos buques, la Armada asegura un elemento estratégico para la disuasión, la vigilancia marítima y la participación en operaciones internacionales.
La fragata F-111 Bonifaz es la primera de las cinco unidades de la serie F-110, destinadas a sustituir progresivamente a las veteranas fragatas de la clase Santa María (F-80). Construida en los astilleros de Navantia en Ferrol, la Bonifaz incorpora las tecnologías más avanzadas en guerra antisubmarina, defensa aérea de zona y capacidad de mando.
La ministra de Defensa subrayó en la ceremonia de botadura que la F-111 es «una de las fragatas multipropósito más modernas del mundo». El acto, celebrado el pasado 11 de septiembre, contó con la presencia de autoridades civiles y militares, y puso de manifiesto el impacto económico y social del programa.
El contrato de las cinco fragatas supone una inversión superior a 4.900 millones de euros y da empleo a más de 5.700 personas, entre puestos directos en Navantia, industria auxiliar y cadena de suministro. Más de 500 empresas españolas participan en el proyecto, lo que lo convierte en uno de los mayores programas industriales de defensa de la última década.
La entrega de la Bonifaz a la Armada está prevista para 2028. A partir de esa fecha, se incorporarán sucesivamente las cuatro fragatas restantes de la serie: Roger de Lauria, Menéndez de Avilés, Blas de Lezo y Álvaro de Bazán.
La coincidencia en el calendario de la botadura de la F-111 y la inminente puesta a flote del S-82 refleja el hito simultáneo que para la Armada supone renovar dos capacidades fundamentales: las fragatas de escolta y los submarinos de ataque convencional.
Estos hitos suponen también un reconocimiento al trabajo de Navantia, que en Ferrol y Cartagena lidera los dos programas más ambiciosos de la historia reciente de la construcción naval militar en España. Como destacó la Armada en un comunicado oficial, la modernización de la flota «no solo garantiza la defensa nacional, sino que refuerza la posición de España en el ámbito marítimo internacional y contribuye a la estabilidad de la OTAN».
Aunque ambos programas avanzan, persisten desafíos. El programa S-80 ha experimentado retrasos acumulados por la complejidad técnica de los submarinos, y el S-82 no será entregado hasta finales de 2026. En el caso de las fragatas, los plazos se mantienen, pero la incorporación de nuevas tecnologías y sistemas de combate requerirá un proceso de integración y pruebas exigente.
Fuente: El Debate
Autor: Alonso Palacios
Infografía: Kindelán