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asesino de ETA Txeroki

Contestando una sola pregunta de su abogado y en euskera el asesino rechaza tener responsabilidad en el coche bomba por el que se juega otros 32 años de cárcel

El exjefe de ETA y asesino terrorista Garikoitz Aspiazu Rubina, conocido como 'Txeroki', ha negado este martes haber tenido participación o responsabilidad en el coche bomba que hizo explosión en enero de 2002 en la Gran Vía de Bilbao y que dejó cuantiosos daños materiales, que no personales porque la Ertzaintza desalojó la zona, muy concurrida, en menos de media hora. «No participé en esta acción y no sé nada al respecto», ha asegurado.

Txeroki, que ha sido entregado temporalmente por Francia para sentarse en el banquillo, afronta una petición de 32 años de cárcel por aquel coche bomba en calidad de integrante del comando Olaya, que fue el responsable de la acción. Ya fue condenado uno de sus miembros, Asier Arzalluz, por su participación en los hechos a la misma pena que ahora reclama la Fiscalía para él.

En euskera y con servicio de traducción, sólo ha tomado la palabra en el juicio para responder a su letrado, Alfonso Zenón y desmarcarse con esa única frase de aquel atentado que implicó además el robo del vehículo a su propietario, que pasó al menos dos horas horas atado a un árbol y con una capucha en la cabeza, tal y como ha testificado el miembro de la Ertzaintza que le localizó.

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También ha intervenido como testigo y por videoconferencia Gorka Martínez Arkarazo, considerado el coordinador en tiempos del Comando Vizcaya y en cuyo piso de Amorebieta se halló abundante documentación y material que ha servido para desentrañar otros atentados de la banda terrorista. Conforme ha dicho, a Txeroki le conoce porque ha coincidido «en algún momento» con él estando ambos en prisión, pero de «antes» no tiene recuerdo.

El coordinador del comando Vizcaya

Y ese antes, era su piso convertido en madriguera y así lo contó a la policía cuando fue detenido y prestó declaración, conforme ha apostillado a preguntas de la defensa de Txeroki, en régimen de incomunicación. Por eso, se ha desdicho de todo aquello que declaró y ha incidido en que lo hizo «bajo tortura».

«Mi colaboración con ETA se reducía a proporcionar un domicilio y un garaje y por cuestiones de seguridad, la organización siempre me dejó bien claro que cuanto menos supiera mejor. Hubo gente que entraba y salía de casa pero no le podría especificar quién ni cuándo», ha señalado.

El juicio, que este martes ha empezado con más de una hora de retraso, se reanuda el miércoles con la fase de la prueba ante la Sección Segunda de la Sala de lo Penal, con el tribunal que enjuicia a Txeroki presidido por el magistrado Fernando Andreu.

ASOCIACIÓN HISTÓRICO-CULTURAL "FIEL en el DEBER"