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PATRICIA REBOLLAL

Todos quieren cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”, dijo Tolstoi. Si quiere dar el primer paso, el libro de esta guardia civil de El Vendrell puede ayudarle a hacerlo. Su publicación, basada en su experiencia de superación ante la adversidad, consiguió ser n.º 1 en la plataforma de ventas Amazon.

De arquitecta a guardia civil del Núcleo de Servicios a la Intervención de Armas de El Vendrell (Tarragona), donde está destinada. Pero antes, tuvo una historia cargada de sacrificio, resiliencia, esfuerzo y aprendizaje continuo. Y lo ha plasmado en 157 páginas bajo el título "Y aprendí que la vida puede ser tan bella como mi mente la sueñe", una obra para ayudar a los demás a superar inconvenientes.

¿Por qué tuvo la necesidad de escribir este libro?

Me pareció una bonita idea como forma de transmitir a mis sobrinas, de 12 años de edad, tanto mis vivencias como nuestra historia familiar desde mi experiencia de vida y con un toque reflexivo en cada capítulo. Quise enfatizar la importancia de focalizarnos en lo positivo de cada reto que nos va poniendo la vida como aprendizaje para evolucionar.

¿Cómo fue su experiencia en la Academia de Baeza?

Allí, las sensaciones se magnifican. Las mujeres teníamos el hándicap de que solo éramos seis chicas por aula en una clase de 68 alumnos. Teníamos poco margen para crear vínculos y vivencias día a día con chicas de otras secciones con las que se pudiera tener más afinidad. Hubo muchos momentos donde mi compañera de camareta Marina y yo sentimos grandes vacíos…, pero eso desembocó en una amistad inquebrantable. Uno de los recuerdos que conservo fue cuando cantamos los miembros del coro en el santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en Francia. Vi salir a uno de los páter y me di cuenta de que era mi compañero desde parvulitos, Serafín, al que no veía desde el instituto. 

Usted salvó las vidas de dos personas que pretendían suicidarse.

Hay dos recuerdos del de deber cumplido de los que me siento más satisfecha durante el periodo de eventual y fueron dos casos de intento de suicidio. Uno fue un chico de Galapagar, al que le quité un cuchillo y después de hablar con él tenía muchas ganas de vivir y de hacer un montón de cosas. El otro fue el caso de una mujer de Torrelodones, que ya estaba estable cuando llegamos, pero totalmente alicaída; después de hablar con ella, vi su cambio de gesto, que tenía fuerzas, ganas de vivir y se veía bien. En ambos casos, tú los has escuchado, les expones que existen otras alternativas, otra visión de las cosas...

Ver en ellos ese cambio de estado de ánimo, es la mayor de las recompensas.

¿Cómo mira al futuro?

Siempre con ilusión, porque ese es el motor de la vida y la actitud con la que debemos desempeñar cualquiera de nuestros cometidos. Tengo ganas de seguir formándome en cursos de crecimiento personal, tanto para mi propio beneficio como para los que me rodean, y seguir haciendo lo que mejor se me ha dado desde pequeña: impulsar a las personas vulnerables o que actualmente se encuentran en un momento bajo, ayudarles a enfocarse en las posibilidades, mostrarles que un cambio de diálogo hacia sí mismos es el comienzo de un cambio en sus vidas, etc.

Encontrar este camino dentro de la guardia civil sería darle una continuidad a mi forma natural de estar y moverme en el mundo.

LALI CASTELLANOS
Artículo publicado en la Revista "GUARDIA CIVIL" - (Octubre 2024)