Moscú cerrará hoy miércoles el grifo del gas que vendía hasta ahora a Polonia y Bulgaria
Según informaron la empresa estatal de gas polaca PGNiG, y el Ministerio de Energía búlgaro. El motivo que alega Rusia es que estos países no han pagado, tal como exigía Moscú, su gas según el nuevo esquema concebido de forma unilateral por los rusos el pasado mes marzo, que prevé pagos en una nueva cuenta de Gazprom Bank que permitiría convertir posteriormente el importe en rublos.
El plazo para los polacos finalizaba el pasado viernes, pero como se les avisó el pasado martes 12 de abril. PGNiG argumentó que “la suspensión del suministro de gas es un incumplimiento de contrato. Por lo tanto, la empresa se reserva el derecho de reclamar sus derechos contractuales”. No se conocen las condiciones de dicho contrato, pero los países europeos, en más del 97% de los casos, tienen pactado pagar el gas ruso en euros o dólares.
Es el caso de Bulgaria, que también hoy verá cortado el flujo de gas, según informó Gazprom a la rusa Bulgargaz este martes. Los motivos aducidos son los mismos: la exigencia de pagar en rublos, que el Ministerio de Energía búlgaro considera una ruptura del contrato. La medida llega el mismo día en que el primer ministro búlgaro parte para Kiev para reunirse con el líder ucraniano, Volodímir Zelenski.
Como medida de retorsión ante las sanciones occidentales por la invasión de Ucrania, el Kremlin exigió a los estados europeos que a partir de finales de este mes abrieran una nueva cuenta para abonar sus importaciones de gas en euros o dólares, que luego se convertirían en rublos, para fortalecer la moneda local.
Una de las consecuencias del anuncio de la interrupción del suministro fue el repunte del precio del gas, que subió de forma repentina hasta un 17%, hasta los 107 euros por megavatio / hora, aunque la cotización volvió a bajar a media tarde para estabilizarse en los 100.
Antes del conflicto, Polonia importaba más del 50% de su gas de Rusia. Pero después de la invasión, Varsovia ha diversificado rápidamente sus fuentes de suministro. Ha firmado un acuerdo con Noruega (a partir de octubre) y ha llenado sus reservas estratégicas hasta un 76%. Con lo que, ahora que se acerca el verano, el país confía en sobrevivir sin el gas ruso.
Las autoridades búlgaras también trabajan en la búsqueda de alternativas para el gas ruso, que representa el 90% del consumo total del país caucásico. Por el momento, el Ministerio de Energía búlgaro descarta la imposición de restricciones en el consumo de gas.
La interrupción del suministro del gas es consecuencia también de la batería de medidas adoptada ayer por Polonia contra Rusia. Varsovia hizo pública una lista de 50 compañías e individuos rusos con intereses comerciales en Polonia que serán objeto de sanciones.
Esta última medida difiere en parte de la estrategia seguida hasta ahora por la UE, que ha preservado a la gasista estatal rusa –en particular, su filial bancaria Gazprom Bank– de las sanciones precisamente para no poner en peligro el suministro de gas, lo que puede explicar la reacción radical que ha tenido ahora Moscú. Una actitud que por ahora no ha amedrentado a los receptores del gas. Tampoco a Dinamarca, cuya eléctrica estatal, Orsted, anunció este miércoles que no piensa pagar su suministro en rublos.