El Colegio de Guardias Jóvenes “Duque de Ahumada” en Valdemoro fue el escenario de un reencuentro inolvidable este 14 y 15 de marzo. La LXXXII Promoción, formada por 125 antiguos alumnos que hace 25 años juraron fidelidad a la Bandera, volvió a su “casa” para celebrar sus Bodas de Plata, un cuarto de siglo de recuerdos, servicio y orgullo como hijos de la Guardia Civil.
Una promoción pionera
Esta no es una promoción cualquiera. La LXXXII marcó un antes y un después en la historia del Colegio al ser la primera en adaptarse a la nueva normativa de acceso: un año preparatorio seguido de un segundo curso con hasta un 20% de plazas reservadas para ingresar en la Guardia Civil. Pero si hay un nombre que resuena con fuerza es el de Beatriz Maestro Pimentel, la primera mujer ascendida al empleo de oficial desde este centro, un hito que subraya el carácter innovador de esta generación.
Veinticinco años después, no todos siguieron en la Benemérita. Algunos optaron por la Policía Foral de Navarra, el Ejército o carreras civiles, pero como destacó el Capitán Daniel Sánchez Guerrero, “todos compartimos la ilusión de habernos formado aquí para cumplir un sueño”. Y ese sueño volvió a latir en el Patio de Armas el 15 de marzo, cuando renovaron su Juramento de Fidelidad a la Bandera en el marco del 156º Día del Guardia Joven.
Emoción, música y recuerdos
El acto tuvo de todo: desde el descubrimiento de una placa conmemorativa y un homenaje a los caídos hasta el desfile y los himnos que resonaron bajo el cielo de Valdemoro. La Banda de Música de la Guardia Civil puso la banda sonora en el Salón de Actos, donde un Vino Español dio paso a las anécdotas entre compañeros. Por la noche, los Salones Nizza acogieron la entrega de un recuerdo exclusivo, obra de la Asociación de Antiguos Alumnos de los Colegios de la Guardia Civil, que la presidenta Carmen Corpas Betancor otorgó al primero de la promoción en un gesto cargado de simbolismo.
La comisión organizadora, con especial mención a “Gordillo”, recibió el aplauso unánime por mantener viva esta tradición que une pasado y presente. “Es una forma de no olvidar quiénes somos y de dónde venimos”, expresó Corpas durante el evento.
Un legado que no se apaga
Las Bodas de Plata de la LXXXII Promoción no solo fueron una fiesta de reencuentro, sino una reafirmación de los valores que forjaron a estos guardias jóvenes: compromiso, unidad y servicio. Entre risas y abrazos, quedó claro que el espíritu del “Duque de Ahumada” sigue vivo en cada uno de ellos, ya sea en uniforme o en la vida civil.
Desde el Colegio de Valdemoro, esta celebración envió un mensaje alto y claro: 25 años después, la LXXXII Promoción sigue siendo un ejemplo de cómo la Guardia Civil trasciende el tiempo y las fronteras, uniendo a quienes un día juraron defenderla.