
Hagamos un ejercicio de imaginación para entender una situación que llevará, si no se remedia, al colapso de la Institución mejor y más valorada por los españoles.
Para entender la situación imaginemos que la Guardia Civil es un edificio fuerte, imaginemos que queremos que el edificio colapse, que el constructor, lease Gobierno, decida que hay que demoler el edificio.
Sabemos que algunas de las causas por las que puede colapsar un edificio, son por ejemplo tener unos cimientos débiles, en el caso de nuestro edificio sabemos que esta causa no puede producir el colapso, la Guardia Civil como Institución posee unos cimientos firmes, basados en valores y principios inquebrantables, como la Vocación de Servicio, el Sacrificio, la Lealtad, la Disciplina, la Abnegación, o el Espíritu benemérito, y si sus cimientos son fuertes, si los materiales son lo suficientemente estables, entendiendo como tales a los guardias civiles que integran la Institución y sustentan sus cimientos, manteniendo inalterables con sus actuaciones esos principios que son esencia propia del Cuerpo, solo nos quedaría una causa para que colapse ese edificio, una carga más pesada de lo que se espera que soporte y eso solo puede suceder poniendo, como hacen los malos constructores, menos materiales de los exigidos, o no cubriendo las necesidades del edificio en cuanto a la necesidad de ir cambiando esos materiales cuando llegan a su edad útil, en nuestro caso no cubriendo la totalidad de la plantilla necesaria en la Guardia Civil.
Poco tendría que decir Calderón de la Barca ante la situación a que se ve abocada la Guardia Civil, en la sociedad en la que vivimos de nada sirven, valores como la cortesía, el buen trato, la verdad, la firmeza, la lealtad, la bizarría, el crédito, la opinión, la constancia, la paciencia, la humildad o la obediencia, ni siquiera la fama y el honor tienen cabida.
La tasa de reposición de plantilla en la Guardia Civil ha vuelto a poner en evidencia, una vez más, la falta de voluntad del Gobierno por hacer lo todo lo posible para acabar con el déficit de plantilla que sufre la Guardia Civil desde hace años.
Mientras que la oferta de plazas para el Cuerpo Nacional de Policía asciende a 2.906, para la Guardia Civil mantiene el Gobierno que son 2.086 plazas las ofertadas, lo que ya supondría un verdadero agravio comparativo con Policía Nacional, pero la realidad es aún peor, ya que tan sólo son para Guardia Civil son 1.671 las plazas de nuevo ingreso ofertadas, 420 menos que en 2021, la trampa es que a esa cantidad el Gobierno ha sumado las de promoción interna, que no ampliarían la plantilla.
La baja tasa de reposición pone en evidencia una tendencia, que además influye en todos los servicios y en todas las especialidades de la Guardia Civil, máxime cuando cada día vemos como se detrae personal de distintos destinos para crear nuevas especialidades para luchar contra una delincuencia cada vez más cambiante y más agresiva, personal que hace que especialidades como Tráfico o servicios de Seguridad Ciudadana, lo que antes conocíamos como Rural, vean reducidos sus efectivos, en el caso de la Agrupación de Tráfico, por ejemplo, donde deberían estar destinados 10.600 agentes la realidad es que apenas cuenta con 8.627 agentes.
La nueva oferta de empleo público para la Guardia Civil podría suponer algo de lo que ya hemos hablado, el llevar al Cuerpo al colapso al no poder hacer frente, no por falta de eficacia o eficiencia, sino por falta de personal, a las responsabilidades que por Ley tiene encomendadas.
Quizás ahora se entiendan las últimas decisiones del Gobierno que afectan directamente a la Guardia Civil, por ejemplo la invasión de competencias únicas del Cuerpo como es “la vigilancia y la custodia de costas, fronteras, puertos, aeropuertos y centros e instalaciones que por su interés lo requieran”, tal y como regula la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, al formar desde el propio Gobierno a miembros de los Mossos d’Esquadra para crear una unidad marítima dentro del cuerpo autonómico catalán, que sin lugar a dudas entraría en colisión con las competencias exclusivas en materia del mar de la Guardia Civil y que llevará a más de un enfrentamiento real.
O el deseo de potenciar desde el Ministerio de Interior, no olvidemos que con el beneplácito del de Defensa, la imagen de Policía Nacional en cuestiones que son de exclusiva competencia de la Guardia Civil, y me refiero a ese intento, cada vez menos disimulado, de dotar al cuerpo ¿hermano? de un evidente carácter militar que no tiene y que sus integrantes nunca quisieron, llegando sus sindicatos incluso a denunciar el carácter militar de la Guardia Civil.
Si atendemos a las funciones de carácter exclusivo que la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad otorga a la Guardia Civil y nos centramos en el apartado que dice “podrá desempeñar misiones de carácter militar bajo dependencia del Ministerio de Defensa”, hay que preguntarse qué hacían policías civiles en la evacuación de Afganistán, a los que además hubo que dotar para poder frente a esa misión específica de material, vestuario y vehículos militares, por cierto esos vehículos militares se detrajeron de la UME y allí se quedaron al ser imposible poder traerlos de vuelta.
Habría que preguntarse el objeto de que policías civiles, se adiestren en “infiltración paracaidista a gran altura con empleo de oxígeno”, junto a la Brigada Paracaidista, imagino la necesidad imperiosa de Policía Nacional para infiltrarse con paracaídas, dentro de sus competencias, desde gran altura, necesitando oxígeno…, y por supuesto haciéndolo desde un helicóptero, en cualquiera de las ciudades donde tienen competencia.
Este ejercicio conjunto, denominado “Lone Patrooper” 2022 y desarrollado en León estaba dirigido a “la mejora del adiestramiento de las capacidades de infiltración paracaidista e intercambio de experiencias y mejora de la interoperabilidad de unidades de infiltración paracaidista a gran altura con empleo de oxígeno” y añaden que “el apoyo de medios aéreos está formado por aviones del Ejército del Aire (C-295 del Ala 35, C-212 Aviocar) y un helicóptero de la Policía Nacional”, imagino que este último lo utilizarían para el salto a “No tan gran altura”.
O el hecho ya denunciado en este medio de que se haya formado a comisarios, repito de una policía civil, para obtener la titulación de Estado Mayor de la Defensa.
Seguimos, en enero de este mismo año, 2022, supimos que “La élite de la Policía Nacional se adiestra en combate urbano junto a la Brigada Paracaidista”, este ejercicio se realizó en la base “Príncipe” de la Brigada Almogávares VI de Paracaidistas del Ejército de Tierra, alguien ha olvidado que el mejor centro de adistramiento policial y donde se forma a la élite de distintas policias de distintos puntos del planeta, es el Centro de Adiestramientos Especiales (CAE) de la Guardia Civil de La Rioja, donde se forman igualmente los miembros del GAR, un centro que es referencia mundial pero que aquí en España, la Policía Nacional, al parecer, no conoce.
El pasado año, por poner otro ejemplo, los ministerios de Interior y Exteriores, enviaron a funcionarios de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional a la zona del Sahel, “para colaborar junto a agentes de las fuerzas de seguridad francesas y de los países locales en la lucha contra el terrorismo” y alguno se preguntará que tiene esto de extraño, pues mucho, los agentes de las fuerzas de seguridad francesas en la zona son gendarmes, no policías nacionales franceses, no policías civiles franceses en misiones militares, pero lo más preocupante es que en el Sahel la Guardia Civil ya lidera desde hace años un proyecto, el GAR-SI, a través del Grupo de Acción Rápida (GAR), de prevención (inteligencia), de formación (manejo de armamento y estrategia), para luchar contra el terrorismo en colaboración con la Gendarmería francesa, los Carabinieri italianos y la Guarda Nacional Republicana (GNR) portuguesa, tres de los cuerpos europeos que junto a Guardia Civil y las gendarmerías de Paises Bajos, Polonia, Rumanía, Lituania y Turquía forman la Eurogendfor, la Fuerza de Gendarmería Europea.
Si nos retrotraemos un poco más en el tiempo recordaremos, por lo que todo esto no nos coge por sorpresa, que ya en 2013, en Cerro Muriano, un curso de intervención en inmuebles en zonas conflictivas y destinado a formar a unidades militares, acogió a cinco policías militares de distintas unidades, a “un” guardia civil, -imagino que sería una presencia tan sólo testimonial por aquello del que dirán- y a dieciocho policías nacionales.
Y entonces surge la pregunta, el “¿cuerpo hermano es Caín?”, perdón el subconsciente, la pregunta que surge es, ¿Se está preparando a Policía Nacional para asumir, nuevamente, misiones militares internacionales cuya competencia tiene en exclusiva la Guardia Civil? Y no me refiero tan sólo a este tipo de ejercicios de tipo militar, me refiero al saltarse la Ley que regula las competencias y las demarcaciones policiales de forma continua y sin consecuencias, pero también a que si el incremento de su plantilla, no irá encaminado precisamente a que asuma Policía Nacional, en un futuro al parecer no tan lejano, las competencias que la Guardia Civil tiene adjudicadas como en exclusiva por Ley y que por falta de personal la Institución no pueda asumir.
Y es que la falta de personal se hace ya más que evidente en la Guardia Civil, hasta el punto que actualmente la Guardia Civil tiene 74.688 agentes, mientras que en Policía Nacional son 66.664 agentes en plantilla, si recordamos que Guardia Civil actúa y tiene como demarcación propia y exclusiva más del 80% del territorio nacional, vemos que la descompensación es más que evidente, pero si a eso le añadimos que la Guardia Civil además tiene competencias exclusivas en materia de control de armas y explosivos, de resguardo fiscal y contrabando, de protección y conservación de la naturaleza y el medio ambiente y de los recursos hidráulicos, de vigilancia de la seguridad en vías públicas interurbanas, en custodia de vías de comunicación terrestre, costas, fronteras, puertos, aeropuertos, centros e instalaciones de especial interés, de los recursos cinegéticos, piscícolas y forestales y de la conducción interurbana de presos y detenidos, una diferencia en plantilla de 8.000 agentes entre ambos cuerpos policiales se nos antoja difícil de digerir.
Antonio Mancera Cárdenas
Guardia Civil retirado por accidente en acto de servicio









































































