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cabeceratribunabenemerita

 el fiscal general del estado entre gestos y negativas a las declaraciones de los agentes de la uco

“La verdad no se difunde, se defiende”, así entrecomillada, que la frase no es mía es del propio Fiscal General del Estado.

Pues bien, al hilo de esa frase podríamos decir que, la verdad es aquello que coincide exactamente con la realidad, es precisa, honesta y verificable. En un juicio, al jurar “decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad” uno se compromete a declarar hechos objetivos que puedan demostrarse o comprobarse, nunca opiniones personales ni mentiras. En este sentido, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil actúa siempre como un aliado fiable para jueces y fiscales, aportando pruebas objetivas y sólidas.

Por decirlo de otra forma más concisa: La verdad es la correspondencia exacta y demostrable con la realidad, y la UCO ha ayudado, en este y en otros casos a establecerla mediante pruebas fiables.

Dos noticias en la prensa nacional nos sorprendían no hace mucho, por un lado un mando de Policía Nacional, presumiendo en declaraciones a un medio de comunicación de que su unidad “evitaba la presión del Gobierno al no investigar la corrupción” y “fontaneras” de partidos políticos que presumían de manejar a la Policía y que presentaban a la Guardia Civil y concretamente a la UCO como “un riesgo”, simplemente por realizar su trabajo con total respeto a la Ley, a la Justicia y con evidente neutralidad política. La primera nos sorprendía porque precisamente una de las misiones de la policía es perseguir el delito, lo perprete quien lo prepetre, la segunda, por la alegría con la que algunos hablaban de sus trapicheos y relaciones con la policía.

Estas declaraciones, especialmente la del mando policial con responsabilidad en grandes investigaciones, perjudican seriamente no solo a los hombres y mujeres de la Policía Nacional que ejercen su trabajo con total lealtad y respeto a las leyes, y que ven como una minoría, se pliegan obedientes al político de turno, para que sea la política quien controle sus investigaciones, sino a toda la Institución, que queda ante la opinión pública en evidencia.

En el otro extremo la UCO de la Guardia Civil, soportando la presión, que otros no sienten, con estoicismo, la presión política y mediática proveniente de ciertos medios de comunicación subvencionados, ejerciendo a pesar de ello su trabajo con total libertad y neutralidad, investigando cualquier delito independientemente de quien lo perpetre, y lo hace porque el delito se persigue siempre y porque su propio funcionamiento hace imposible corromper a toda la unidad, como es imposible por sus valores tradicionales corromper a toda la Guardia Civil.

Si ya es malo soportar la presión política y mediática, es peor aún soportar la presión que desde la propia fiscalía y la Abogacía del Estado se ha ejercido, cuestionando en sede judicial la labor que la UCO ha venido desarrollando en esta investigación. Es curioso este giro, este nuevo criterio, ya que en cualquier otro juicio, en otras investigaciones, fiscales y jueces, incluso abogados del Estado, ponían en valor estas investigaciones fundamentando sus acusaciones o defensas en los informes de la UCO, pero ahora cuestionan, dinamitan y ponen en entredicho la credibilidad de las investigaciones y acorralan a los investigadores como si ellos fuesen los acusados, y sin duda; durante el juicio al Fiscal General se entregaron con especial énfasis a ello.

La UCO, - y sus integrantes - ha sido presionada hasta el extremo, precisamente por perseguir el delito, que por otra parte es su cometido como policía judicial, por mantener su lealtad a la Justicia y a las leyes, y sí también a la verdad y por no poder ser corrompida por la política; y no, no es algo que ocurra con un gobierno de un signo político determinado, las críticas a sus investigaciones han venido de uno y otro lado, según el corrupto al que se investigase en cada momento.

La UCO, de hoy, cuestionada por sus investigaciones, en los casos Koldo / Delorme, Begoña Gómez o en el caso del Fiscal General, es la misma que investigó y llevó a prisión a los corruptos de los Casos Gürtel, Pretoria, Emperador, Madeja / Enredadera, Púnica, Lezo, o Kitchen, es la misma que ha llevado al desmantelamiento de clanes de narcotráfico en el Estrecho (como los Castaña), mafias nigerianas de trata o grandes fraudes fiscales (Operación Drake), es la misma que llevó a la detención de “El Solitario”, que esclareció el asesinato de Diana Quer y detuvo a “El Chicle”, que llevó a cabo la resolución rápida del asesinato de niño Gabriel Cruz, y detuvo a Ana Julia Quezada, tan solo por poner algunos casos mediáticos, si antes las investigaciones de la UCO eran ejemplares, y tenían el respaldo de fiscales y de la Abogacía del Estado, igualmente deberían serlo hoy.

La UCO, durante ésta y todas sus investigaciones, ha destacado por su discreción, minuciosidad técnica y altísima tasa de resolución (cerca del 95 % de casos esclarecidos, hoy suma uno más).

Ha investigado tramas de todos los partidos políticos y de diversas administraciones, lo que la ha convertido, a pesar del intento de desacreditarla, en una de las unidades policiales más respetadas y al parecer también más temida por políticos corruptos de España.

Recuerdo hoy, cuando el Fiscal General ha sido condenado, a un presidente que en plena investigación decía en comparecencia pública y en relación a las acusaciones que ya se proyectaban ante el más alto representante de la Fiscalía, ¿Quién va a pedir perdón?, y precisamente esa es la pregunta ¿Quién va a pedir perdón ahora a los hombres y mujeres de la UCO?

Mantenía el dramaturgo griego Esquilo que “La mayor parte de los hombres, falseando la verdad, quieren aparentar ser mejores”.

Antonio Mancera Cárdenas
Director Tribuna Benemérita