
"Si no logras desarrollar toda tu inteligencia, siempre te queda la opción de hacerte político". (Gilbert Keith Chesterton)
Cuando alguien apelando a su condición de guardia civil se alinea políticamente, lo que hace es denigrar a una Institución en la que una de sus señas de identidad es precisamente la neutralidad política.
El pasado viernes 15 de abril, el digital El Diario lanzaba un titular que decía textualmente “Un policía, un guardia civil y un mosso defienden la despenalización de las drogas: “Nuestra lucha ha fracasado”, en el cuerpo de la noticia podíamos leer: “Este viernes han sido tres agentes de los principales cuerpos policiales españoles los que han alzado la voz y han expresado una opinión que para muchos sigue siendo polémica. Son el subinspector de los Mossos Marco Antonio Jiménez, el inspector jefe de la Policía Nacional José Luis Flores y el agente de la Guardia Civil Juan Antonio Delgado…”, como si este agente de la Guardia Civil fuese un referente y representase a la Institución.
También en los últimos días y en diferentes medios de comunicación se hace referencia al “guardia civil” de Podemos, que se prodiga últimamente de forma especial en prensa con motivo de su candidatura a la Presidencia de la Junta de Andalucía, puede que durante los próximos días lo suframos más que en sus siete años como diputado, con titulares del tipo, “Un guardia civil se postula como candidato de Podemos y aboga por la unidad de la izquierda”, “El Guardia Civil de Podemos concurrirá a las primarias andaluzas”, “Delgado, guardia civil destinado en Barbate en 2002, quiere ser candidato a la Junta”, “Juan Antonio Delgado: Guardia civil, de izquierdas, ¿y candidato?”,…, como podemos observar en todos los casos se pone de manifiesto la condición de guardia civil del candidato, y en todos los casos actúa a titulo personal como político, nunca en representación de la Institución o de los guardias civiles, además por parte del propio partido y del candidato, en cuestión, se enfatiza de forma especial dicha condición.
De todos es sabido el prestigio de la Guardia Civil como Institución y el de los hombres y mujeres que la integran, principalmente y sobre todo por su neutralidad política, lo que hace que estas afirmaciones, consentidas y remarcadas por los interesados supongan un desprestigio para la Institución.
Los guardias civiles, como ciudadanos y miembros de la sociedad pueden y creo que deben, tener sus propias opiniones sobre las cuestiones más importantes que aquejan y en algunos casos asolan a nuestra sociedad, como la política, pero como guardias civiles deben mantener la neutralidad del Cuerpo en sus relaciones profesionales, pero también de cara a la sociedad.
Mantiene Delgado en alguna entrevista que hay a quien le importa que un guardia civil esté alineado a la izquierda, ignora el diputado que igual de grave sería si ese guardia civil se declarase alineado a la derecha, porque lo realmente importante es que alguien, apelando a su calidad de guardia civil, repito para que quede claro, cristalino, que alguien apelando a su condición de guardia civil, se alinee políticamente a uno u otro lado del espectro político, lo verdaderamente grave es que alguien intente poner en cuestión la neutralidad del Cuerpo en uno u otro sentido.
Cuando el diputado Juan Antonio Delgado, hace referencia a su condición de guardia civil en sus comunicados a la prensa, en sus entrevistas o en los videos que desde su formación política lanzan para promocionar su candidatura, denigra a la Guardia Civil y falta a la neutralidad política del Cuerpo, lo peor es que lo hace a sabiendas del daño que hace a la Institución, o precisamente lo hace porque lo sabe.
Y cuando hablo de denigrar a la Guardia Civil, lo hago precisamente aludiendo a la RAE, ya que Delgado con su actitud y con sus palabras, ataca el buen nombre, la fama y el honor del Cuerpo, intenta ensuciar y manchar el principio de neutralidad de la que los hombres y mujeres que forman parte del mismo hacen gala tanto en el ámbito profesional como en el social.
Es más de lo mismo en el diputado Delgado desde su incursión en política, difamar a la Institución mejor valorada por los españoles, renegando de su condición hasta que necesita del prestigio de la misma para medrar en política.
Delgado hace referencia constante a su condición de “guardia civil, andaluz y de izquierdas”, son palabras suyas, es triste que quien se haya querido dedicar a la política, lo haya hecho con el único deseo de atacar en sede parlamentaria a la Guardia Civil, mucho más triste es que, a pesar de su animadversión a la misma, tenga que recurrir, siempre, a su condición de guardia civil para intentar tener un poco del prestigio que como político no posee.
Obvia el político, que el hecho de atacar, de denigrar constantemente a la Institución y a sus antiguos compañeros, lejos de acercarlos, los aleja.
Ignora el político, que en Política, como en la vida real, los ajustes de cuenta no dejan de ser revanchas de personas frustradas o estrategias de incompetentes que persiguen fines inconfesables, o confesables, en su caso, destruir y acabar con la Guardia Civil.
Mantenía el político alemán Willy Brandt, que “Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen”, sabiendo que la formación morada llevaba en su programa electoral en 2016, (ya pertenecía el político Delgado a la misma), la supresión de la Guardia Civil, no nos extraña la campaña personal de desprestigio de Delgado, aludiendo para darle mayor fuerza a sus argumentos a su condición de guardia civil.
Debería el político Delgado, en lugar de estancarse en el resentimiento contra la Institución, entregarse a mejorar la vida profesional de los guardias civiles, que es a lo que se comprometió cuando para entrar en política pedía el voto de sus, entonces, compañeros, como seguramente lo pedirá ahora.
Por otro lado el victimismo es frecuente en personas con una autoestima baja que se han sentido poco queridas o abandonadas, constantemente el político Delgado hace gala de sus cerca de 20 expedientes disciplinarios, algo que a muchos de nosotros nos daría vergüenza airear, con el único fin de hacerse la víctima.
Si bien la vocación del político debería ser la de representar las opiniones, los intereses, las preocupaciones de sus votantes y buscar soluciones a sus problemas, de todos es sabido que para algunos políticos, dicha vocación es en realidad la de hacer de cada solución un problema y la de disfrazar de interés general el interés particular. Nunca apoyó el diputado Delgado a sus compañeros y siempre que pudo arremetió contra la Institución.
Debería recordar las palabras de Abraham Lincoln, presidente de Estados Unidos, cuando decía que “Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”
Pero sobre todo, que “Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacerse es no despegar los labios”, también del propio Abraham Lincoln.
Antonio Mancera Cárdenas
Guardia civil retirado









































































